Entre la música y el humanismo

Con la paciencia y el humor que caracterizan la sabiduría, el compositor, musicólogo y director de orquesta mexicano, Sergio Berlioz, quien visitó La Laguna para impartir una conferencia sobre ópera, compartió su visión, sobre la música, el humanismo y la cultura.

Berlioz, un mexicano universal para quien el don del conocimiento de las artes, se fundamenta en compartir, enseñar y contagiar, es un referente de la música nacional, no sólo por su obra como autor, sino por más de 35 años de presencia en la academia, el periodismo y sobre todo frente a innumerables orquestas nacionales e internacionales.

¿Cómo ve el panorama de la música contemporánea en el país?

La parte del creador siempre es muy interesante, tenemos grandes compositores en México. Desde la primera gran generación formada en México a principio del Siglo XX, después el gran taller de Carlos Chávez y su generación nacionalista, después viene la generación de Mario Lavista, y ahora de alguna forma los alumnos de Lavista, una cuarta generación de compositores mexicanos.

Música que no se toca suficiente en México, pero la buena noticia es que mucha de la música de estos compositores se toca en el extranjero más o menos de forma regular, entonces podemos hablar de que hay un quehacer y una buena cantidad de compositores formados en México.

La mala noticia es que no se logra un color mexicano o una característica mexicana es un tutifruti de todas las tendencias.

Y los intérpretes...

La música a diferencia de la pintura, e independientemente a que se pueda programar, necesita contar con la voluntad del intérprete. El intérprete es el que hace que lo que yo compongo, se traduzca en sonidos, en algo concreto, y hay poca voluntad porque existe un problema muy grande porque hay una crisis con respecto a los músicos en México.

Por un lado los grandes problemas económicos y sociales del país, han repercutido negativamente y le han pegado a algunas orquestas en México, por otra parte la formación de los músicos en el país es demasiado clásica en el conservatorio, y no se busca que además de tocar a los grandes, necesitamos promover la obra de nuestros contemporáneos.

También está el público...

Sí. En tercer lugar está el público, un público mal educado que quiere reconocer y no conocer cosas nuevas. Ese es el peor público que hay, porque nomás quiere reconocer las diez que se sabe. Cármina burana, La Novena de Beethoven, etcétera.

La gente que le gusta la ópera se sabe cinco, aunque hay cincuenta mil. Los que les gusta Vivaldi y nomás se saben las Cuatro Estaciones, aunque Vivaldi escribió 400 conciertos. Eso es muy grave porque llegan con un compositor vivo y no les gusta porque no lo conocen.

¿Hay una banalización en la música?

Ahorita hay un problema de base más grave, hay una promoción de la imbecilidad, ser imbécil es cool, hay una banalización de la cultura, de nuestra vida. Nos preguntamos por qué la gente le entra a las drogas y al alcohol, pues porque la vida no vale nada. La banalización de la cultura como dice Vargas Llosa, habla del grave peligro de no darle importancia a nada.

La personas que tienen entre 18 y 30 años de edad, están envenenados con creer en que lo pueden todo, están más preocupados por los amigos de Facebook, que por lo que tienen al lado; es una generación para la cual, lo que no está en Wikepedia no existe.

Eso afecta la música, pero también lo cotidiano.

La promoción de la imbecilidad en las grandes cadenas de televisión, con sus pésimos cómicos que promueven basura, con una política corrupta a la que ya no le podemos creer por su banalidad, en todos los niveles y partidos, con maestros con una formación endeble, nos lleva a preguntarnos ¿cómo un proyecto de nación llamado Estados Unidos Mexicanos va a sobrevivir?, como nación va a seguir, pero no existe un concepto de nación.

El arte es el único reducto que nos queda de humanismo, porque el arte es ante todo orden superior. Cuando yo promuevo el gran arte, me hace más inteligente, el arte nos promueve a pensar, a comprender que el valor de la vida es más grande que la apariencia, cuando escucho la Novena de Beethoven y la comprendo, me hace mejor. Si mi vida no cambia cuando leo Los Miserables de Víctor Hugo, es porque no comprendí.

¿Necesitamos crear entonces las condiciones?

Para que en México haya grandes sinfonías y óperas, producidas en México, necesitamos un público que le interese eso. Para que en Torreón haya tradición musical, necesitamos un público formado, no basta con que Ramón Shade, haga el milagro de la Camerata de Coahuila, un proyecto que es un milagro y una necedad, porque aunque hay un público precioso que constate, necesitamos más personas; que haya un mayor quehacer musical y artístico.

Necesitamos gente que nos ayude a convencer que el esfuerzo por la música y el arte que hacen unos cuantos enamorados y hechizados, es importante, no el espectáculo, que nos hace sentir bien un rato, sino el humanismo y el arte que me puede llevar a reflexionar.

El arte es el único reducto que nos queda de humanismo, porque ante todo, el arte es orden superior— SERGIO BERLIOZ, Compositor y director mexicano