Clásico. El director Ettore Scola presenta en la muestra internacional de cine un retrato de Fellini.
Ettore Scola fue un amigo cercano de Federico Fellini. Ambos se conocieron colaborando en diarios humorísticos. Más tarde, ya convertidos en cineastas, gustaban de visitarse mutuamente en los sets mientras rodaban. "Qué extraño llamarse Federico", es la cinta de Scola, que hoy llega a las pantallas laguneras.
Como parte de la cartelera de la edición número 56 de la Muestra Internacional de cine, que es proyectada por la Universidad Iberoamericana en Cinépolis Cuatro Caminos, en funciones de 5:20 de la tarde y 7:40 de la noche, hoy el turno es para una cinta que evoca al mítico director de cine italiano, Federico Fellini.
Desde la perspectiva de amigo, Scola se acerca al universo felliniano a través de la recreación de episodios de la vida del director, filmados en los estudios Cinecittá, así como de inéditos materiales de archivo. El resultado es un filme que trasciende el simple homenaje.
"Prometí no volver a hacer una película hasta ver a Berlusconi tras las rejas. Pese a que no se da por vencido, los duros golpes que ha recibido y, sobre todo, el vigésimo aniversario luctuoso de Federico, me animaron a realizar esta película, que es una especie de retrato cubista que incluye materiales inéditos, pedazos de filmes, recreaciones y entrevistas", dijo sobre la cinta el propio Scola.
Una cinta que recurre a los propios recuerdos del director, como su pasión en común por el dibujo, la amistad que tuvieron con Marcello Mastroianni, sus vivencias en los premios Óscar o las aventuras en los estudios Cinecittà.
"Para mí, Federico era como un Pinocho que no se transformó en un niño de verdad, sino que vivió libre de toda atadura, venciendo incluso a la muerte", señaló en varias entrevistas el propio director.
Otra leyenda del cine
Caballero de la Orden de la Gran Cruz al Mérito de Italia, Etttore Scola estudió leyes en la Universidad de Roma, pero nunca ejerció. En su lugar, se dedicó a la caricatura satírica y la creación de chistes y artículos de crítica política en algunos diarios y revistas romanas, donde conoció a Federico Fellini, por entonces escritor en el cine neorrealista. Fue a mediados de la década de los 50 cuando se incorporó como guionista a la industria fílmica italiana, escribiendo el argumento de comedias protagonizadas por personalidades como Alberto Sordi. Hablemos de mujeres (1964) fue su primera película como director. Autor de muchos clásicos del cine europeo, Scola transformó las convenciones de la "comedia a la italiana" para crear un universo fílmico en el cual sus personajes se ven envueltos emocionalmente en el torbellino social y político de su tiempo.