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Los poderes 'fácticos'

JULIO FAESLER

"La Bestia" que se descarrila por negligencias de sus dueños, el derrame de ácido sulfúrico por imprevisión del Grupo México, el incendio de a guardería ABC, son casos en que se ve el resultado de la corrupción, la constante "cultural" de México, según lo visualiza el presidente de la República

Para entender mejor lo que es la corrupción en nuestro país, y seguramente en muchos otros, hay que apreciar que surge al conjuntarse fuerzas que se ha puesto de moda llamar "fácticas" y que llenan el hueco que hay entre el concepto patrimonialista del poder que durante siglos ha corroído a los políticos y, por otra parte, la convicción de todo hombre de negocios que su misión se resume en proteger y hacer crecer por cualquier medio disponible, legal o no, las utilidades de la empresa sea propia o ajena.

A los analistas les es útil emplear el término "poderes fácticos" por su escueta neutralidad. Estas fuerzas son las que deciden, al final de cuentas, la solución que se le da a una mayoría de los problemas socioeconómicos de cualquiera comunidad. Los poderes "fácticos" se nos presentan con la misma validez en sus respectivos campos. Por una parte, el término alude con elegancia a la compulsión irresistible a usar las palancas de la política para fines personales que se vuelve más arrolladora cuando se une al mecanismo de la búsqueda del lucro, y por la otra, en el campo de la actividad privada. La fuerza es igualmente indiscutible, en las decisiones de los dueños de la empresa, sea un individuo o varios reunidos en asamblea de accionistas que no pueden sino perseguir la meta de máximas ganancias y un mínimo de gasto.

La explicación del curso normal de los hechos resulta pues fácil, con la simple mención del libre juego de los intereses políticos y económicos que interactúan en el país, donde el más fuerte prevalece. No hay elemento moral de por medio, son simples hechos. "Lo bueno es lo que pasa" es una buena evaluación. Los intereses de la sociedad, o de la nacionales que algunos estiman "superiores" no importan.

El interés de este tema está en que la corrupción opera precisamente al nivel de las mencionadas fuerzas reales.

En los casos arriba mencionados, el derrame de ácido en la mina del Grupo México es comparable a la tragedia en Bhopal, India, donde en 1984 una planta de Unión Carbide por descuido, liberó a la atmósfera 30 toneladas métricas isocianato de metilo, materia prima de pesticida, cobrado en un primer momento 8,000 vidas humanas. Los efectos finales facilamente excedieron 500,000 más de animales domésticos y de cría. En 2010, después de muchos años de litigio donde la que la empresa intentó reducir su responsabilidad, ella se vió multada con casi 500 millones de dólares, pero todavía encima el gobierno indio tuvo que entregar 210 millones de dólares a un programa de asistencia. Aun hoy día algunas reclamaciones están pendientes.

El Grupo México, entre cuyos accionistas hay personalidades españolas, se enfrenta a una responsabilidad enteramente análoga a la de Union Carbide y toca a la judicatura definir que se exija la inmensa indemnización del caso sin que se le condene al gobierno pagar por un daño que no causó.

El caso de los descarrilamientos en los Ferrocarriles del Mayab revela la persistente negligencia por parte de la concesionaria, sistemáticamente encubierta por las autoridades, en el mantenimiento de las vías y demás instalaciones.

Desaparecido Ferrocarriles Nacionales de México por el presidente Zedillo el tren es propiedad privada. Entre 400 y 500 mil inmigrantes principalmente centroamericanos se trepan cada año en los lomos de los vagones que cargan cemento, fierro para construcción, chatarra, arena sílica, maíz, trigo, combustóleo, detergente, jarabe de fructosa. Se ha descarrilado múltples veces en los últimos seis meses. Uno de sus frecuentes descarrilamientos sucedió recientemente con 1,500 migrantes a bordo, la mayoría jóvenes.

Ejemplo de poder "fáctico" que margina el interés social para defender el de sus accionistas, fue el anuncio del Ferrocarril Chiapas-Mayab, que invertirá 211 millones de pesos para mejorar las vías, aumentar la capacidad y velocidad, y la eficiencia económica del ese transporte. La reparación de las vías y demás elementos físicos gastados e inutilizados aparece como del gobierno, que ha de ofrecer la concesión en óptimas condiciones.

Los desperfectos en las vías y los equipos del Ferrocarril, y el horrendo drama de la Guardería, son claros en cuanto a la culpabilidad de los empresarios titulares de las concesiones de ambos servicios púbicos. Las autoridades no tienen esa responsabilidad por haber expedido permisos o practicar inspecciones.

Los concesionarios tienen obligación de cuidar de los elementos físicos que están a su cuidado para la realización y operación de sus objetivos.

Hasta la fecha los concesionarios del albergue y del ferrocarril no son sido llamados a cuenta. Los "poderes fácticos" operan: un Tribunal Federal resolvió, validar el amparo pedido por los dueños de la guardería, ya que "operar una guardería sin observar la normatividad no es asunto penal: la responsabilidad recaía, no en los codueños, sino en la persona moral que era Guardería ABC S.C. Una responsabilidad penal decía le decisión, atañe a persona física".

El fenómeno de la "corrupción" que inocula a México y muchos otros países, se describe en las fuerzas que explican ese mal. La vigilancia ciudadana es el único remedio de extirpar lo que Peña Nieto describió como "cultura".

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