Guerra. Un hombre porta una bandera del Estado Islámico en Siria, mientras EU combate en Irak.
En momentos en que Estados Unidos ataca posiciones del Estado Islámico en Irak, el mismo grupo extremista está capturando nuevo territorio en Siria con audacia creciente.
Allí, en su base de poder, el Estado Islámico controla miles de kilómetros cuadrados de territorio, que incluye la mayor parte de la región petrolera de Siria. En las zonas bajo su control, el grupo ha instaurado un complicado sistema de gobierno que supervisa todos los aspectos de la vida diaria.
EU ha comenzado vuelos de vigilancia sobre Siria, como posible preludio de ataques aéreos contra el Estado Islámico. El general de ejército Martin Dempsey, jefe del estado mayor conjunto de las fuerzas armadas estadounidenses, ha dicho que el grupo no puede ser derrotado "sin lidiar con esa parte de la organización que reside en Siria".
De acuerdo con algunos cálculos, el Estado Islámico ocupa ahora una tercera parte del territorio sirio. Ha consolidado su poder sobre una impresionante sección de territorio, desde el extremo occidental en las afueras de la ciudad de Alepo, por el norte de Siria y la mayoría del este. Se extiende a la mayoría de las áreas suníes del norte y el occidente de Irak, justo hasta las afueras de Bagdad. Ese terreno incluye los campos de petróleo de la provincia oriental siria de Deir el-Zour y partes de Hassakeh. Incluye además partes de la provincia de Alepo, entre ellas las ciudades de Manbej y al-Bab, donde las banderas negras del grupo ondean sobre los edificios gubernamentales y en las plazas centrales. Al controlar territorio de ambos lados de la frontera, el grupo puede mover soldados, armas y suministros entre Siria e Irak con facilidad.
La capital declarada por el Estado Islámico es Raqqa, una ciudad de 500,000 habitantes en el noreste de Siria sobre el río Éufrates. Combatientes extranjeros, algunos acompañados por sus familias, han acudido a Raqqa desde todas partes del mundo. Aunque siempre ha sido una ciudad conservadora con una fuerte presencia tribal, antes era un centro comercial floreciente, caracterizado por su diversidad. Ahora la patrullan durante las 24 horas del día unos escuadrones conocidos como la Hisba, gente armada, vestida con túnicas largas, que imponen la observancia estricta del islam. Han prohibido la música y el tabaco y las mujeres deben estar totalmente cubiertas. Se han realizado decapitaciones en la plaza pública de los violadores de la ley islámica, la shariá. Algunos cadáveres han sido crucificados. Se han eliminado la filosofía, la química y otras materias de los programas escolares.
RECURSOS Y GOBIERNO
El grupo controla todos los principales campos petroleros del este de Siria, entre ellos el Omar, el más grande del país, con una capacidad de producción de 75,000 barriles diarios. Activistas dicen que el grupo ha reanudado la extracción y obtiene recursos de la venta del crudo a precios inferiores a los del mercado, exportando a Irak y Turquía a través de intermediarios con buques cisterna.
El grupo es una potencia militar en Siria y enfrenta a cualquiera que se interponga en su camino. Desde principios de año está embarcada en una guerra de desgaste con los rebeldes que reciben el respaldo de occidente. Ha tomado sus puestos de avanzada y ocupado aldeas y poblaciones una por una mediante la fuerza y la intimidación.
Secuestran a cascos azules
Un grupo armado detuvo a 43 efectivos de Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz durante combates en Siria ayer jueves y otros 81 están atrapados, informó la organización internacional. Los soldados fueron detenidos en el sector sirio de las Alturas del Golán durante un “período de intensificación de la lucha entre elementos armados y las fuerzas armadas árabes sirias”, dijo el despacho del secretario general de la ONU Ban Ki-moon en una declaración. Agregó que los otros 81 “actualmente están restringidos a sus posiciones en la vecindad de Ar Ruwayhinah y Burayqah”.
La declaración no especifica qué grupo armado controla a los detenidos. Varios grupos rebeldes sirios, inclusive el Frente Nusra, vinculado con Al Qaeda, han estado combatiendo al ejército sirio cerca de los Altos del Golán. El miércoles, combatientes de oposición capturaron un cruce en el Golán en la frontera disputada entre Siria e Israel.
La declaración dijo que Naciones Unidas “están haciendo todo esfuerzo por garantizar la liberación de los pacificadores detenidos” que son parte de la misión que supervisa desde 1974 un acuerdo de separación de fuerzas entre Siria e Israel después de la guerra de 1973.
La declaración de ayer jueves dijo que los pacificadores detenidos en marzo y mayo fueron puestos en libertad más adelante.
Publican decapitaciones
Un grupo extremista de Egipto inspirado en Al Qaeda publicó en Internet un video que muestra la decapitación de cuatro hombres en la Península del Sinaí que fueron acusados de espiar para Israel y cuyos cadáveres fueron encontrados a principios de este mes.
El grupo Ansar Beit al-Maqdis, cuyo nombre en árabe significa Defensores de Jerusalén, publicó un video de 30 minutos que muestra confesiones detalladas de los cuatro hombres. Dijeron que a cambio de dinero ayudaron a Israel a determinar objetivos para atacar a miembros del grupo con drones en el norte de la Península del Sinaí.
Entre quienes murieron en los presuntos ataques estuvo Jaled el-Menaei, hermano del líder del grupo: Shadi el-Menaei. Autoridades egipcias señalaron que Jaled y otros murieron en enfrentamientos con fuerzas de seguridad a fines de julio.
Pero el video mostraba grabación de cadáveres quemados de hombres identificados como Khaled el-Menaei y sus compañeros. Después de las confesiones, los cuatro hombres fueron vendados de los ojos y decapitados por milicianos enmascarados.
El video fue colocado en la cuenta de Twitter del grupo el jueves temprano.
Un funcionario egipcio de seguridad confirmó la autenticidad del video. El funcionario pidió no ser identificado porque no está autorizado a dar información a la prensa.
En el pasado el grupo se ha atribuido la responsabilidad de una serie de atentados suicidas con explosivos principalmente contra fuerzas de seguridad egipcias, presentando los ataques como una venganza por las medidas de fuerza del gobierno contra partidarios islamistas del presidente derrocado Mohammed Morsi.
