La industria del robo
Caso número 1.- Los delincuentes ingresan al pequeño comercio, encañonan al encargado, lo someten mediante un golpe en la cabeza y lo encierran en el baño, se llevan mercancía y dinero.
Número 2.- Dos personas bien vestidas llegan a una casa residencial media y piden hablar con el dueño, cuando sale lo encañonan y lo obligan a abrirles la reja, entran y en un vehículo de mudanza, saquean la casa y cargan con todo lo que pueden.
Número 3.- En dos manzanas en una avenida comercial, durante la noche los ladrones suben a la azotea y se llevan los motores de los aparatos de refrigeración de todos los negocios y casas.
Número 4.- Una persona es despojada de su vehículo y si por una casualidad es recuperado el auto, tiene que cubrir un sinfín de requisitos e incluso pagar los días que su carro permanece en el corralón, cuando por fin acude a que se lo entreguen, éste ya está desmantelado, sin acumulador, con llantas viejas que no son las suyas, sin estéreo, etcétera.
Estos son unos pocos ejemplos de que sucede diariamente, por un lado la delincuencia bien organizada y por el otro, cuerpos de seguridad ineficientes e infiltrados por los malandros y esto sólo a nivel local.
Todo viene desde las cúpulas, un partido corrupto enquistado en el poder, los demás partidos sin excepción igual de corruptos y que diariamente roban nuestro patrimonio.
Una mafia política integrada por partidos políticos, diputados, senadores, gobernadores, presidentes municipales que se autoasignan sueldos y beneficios millonarios, constituyéndose también en ladrones de nuestro dinero, una pequeña muestra de lo anterior es la nota de primera plana de El Siglo de Torreón, que detalla lo que se gastan los senadores en viajes al extranjero.
En Coahuila padecemos de “moreiritis”, un exgobernador que junto a sus cómplices dejó una deuda multimillonaria, un gobernador cómplice de su hermano que jamás va a rendir cuentas de las trapacerías de su hermano, un congreso integrado por hombres y mujeres sin honestidad e integridad; el colmo, varios de los diputados que en su momento avalaron el endeudamiento, nuevamente son diputados (Shamir Fernández y Verónica Martínez) máximos ejemplos de la falta de dignidad y de vergüenza.
Abel Rodríguez Ríos.
Ciudadano de Torreón.
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Apuntes solitarios
Sólo quiero apuntar que como ciudadana lagunera, me preocupa la pobreza intelectual con la que muchos políticos atienden a los medios de comunicación.
En el mensaje mediático se descifra buena parte de las intenciones de los gobernantes, y que éstos ni siquiera tengan el valor de matizar sus palabras, de creernos tontos, aterra.
Precisamente aterra porque nos creen, eso, tontos, para no reconocer sus fechorías.
Abigaíl Padilla,
Torreón, Coahuila.
