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Cuando veas las barbas de tu vecino cortar…

MANUEL VALENCIA CASTRO

Cuando nuestros amigos reporteros y otros comunicadores se refieren a los USA Americanos suelen llamarlos "los vecinos del norte", en el mismo sentido me refiero a un vecino nada cercano, no sólo geográficamente sino también por sus características climáticas, ya que se trata de una moderna ciudad enclavada en una bahía con el envidiable clima mediterráneo, donde la temperatura por lo general no pasa de los 30 grados Celsius: San Diego, California.

En días pasados tuve la oportunidad de andar por allá y conocer de cerca algunos de sus atractivos turísticos, el que más llamó mi atención y mi interés fue el Parque Balboa, bellísimo lugar en el que se combina una arquitectura propia del Renacimiento español con una serie de jardines entre los que destaca el Jardín de Alcázar, el Edificio Botánico, el Jardín de Cactus, el Jardín del Rey Moro, entre muchos otros. En los edificios se albergan 15 museos, de los que pude conocer el que más me gustó fue el Museo del Hombre de San Diego.

Para llegar al Parque Balboa utilizamos el transporte público, en San Isidro, que es la frontera con Tijuana, nos subimos al "Troli" un metro que corre por la superficie y que prácticamente le da la vuelta a la ciudad, deteniéndose en puntos clave donde se puede tomar un autobús para llegar al lugar de interés; los autobuses sencillos o dobles permitían todo el tiempo acomodar la bici de los ciclistas en la parte delantera, nunca vi premura en esta operación, ni en el chofer ni en los pasajeros.

En estos paseos pude interactuar con las personas que vivían o trabajaban en San Diego, desde luego para disminuir lo norteado, hacíamos preguntas sobre cómo llegar a tal o cual lugar, y en ocasiones agarrábamos la plática sobre los temas típicos de siempre, fue en una de estas charlas que me enteré del grave problema de sequía que estaba viviendo la población. La preocupación de una señora era su jardín, decía que se le iba a secar porque se estaba pidiendo a la población que no regaran, la verdad no entendí de momento cómo se relacionaban estas cosas, sobre todo porque lo que yo veía era otra cosa, y quizá lo más importante, que en mi tierra hemos tenido hasta diez años consecutivos de sequía y nunca se ha llegado a tal extremo. ¿Qué estaba pasando entonces?

La ciudad de San Diego se abastece del agua que proviene de la nieve de las montañas y de la lluvia que ocurre en las mismas. En la década de los noventa, dependía en un 95 por ciento del agua que se importaba de dichos lugares. Esto ocasionaba que la región fuera extremadamente vulnerable a la escasez de fuentes de agua, ocasionando recortes en el abasto de agua hasta de un 30 por ciento.

Las autoridades del agua en San Diego han diseñado diversas estrategias para resolver las crisis que se presentan como resultado de la elevada dependencia de agua. Una de éstas, consistió en diversificar las fuentes de agua a través del desarrollo de nuevos abastecimientos locales e importados de agua. El desarrollo de las fuentes locales ha consistido en aprovechamientos de agua subterránea, de agua reciclada, de la desalinización de agua de mar y de la promoción del uso de especies vegetales nativas de bajos requerimientos de agua. Se prevé que para 2020, los suministros de agua locales cumplan con el 40 por ciento de la demanda de agua de la región.

De igual manera, se están asegurado nuevos suministros de agua importados mediante acuerdos que permitan transferir agua desde el Río Colorado, se espera contar con mayores suministros en el año 2021.

Adicionalmente, la autoridad del agua de San Diego ha creado una Ordenanza sobre un Modelo para el Manejo de Sequías, y es precisamente a ésta a la que se refería la quejosa del jardín. La Ordenanza identifica cuatro niveles de respuesta a sequías, que contienen restricciones sobre el consumo de agua para lograr la reducción de la demanda durante una escasez de agua. Dependiendo del nivel de sequía es la restricción, llegando efectivamente a situaciones extremas en las que de manera obligada, los habitantes tienen que cumplir con una serie de restricciones en el uso del agua, como dejar de regar sus jardines.

Cuando el abasto de agua de las ciudades se realiza a partir del agua superficial que por lo general se almacena en presas, la incertidumbre crece debido a la dependencia de las lluvias, las cuales en regiones áridas y semiáridas pueden simple y llanamente no ocurrir, ocasionando sequías. Por eso, es mucho más fácil enfrentar las sequías cuando el abastecimiento de agua proviene de acuíferos subterráneos bien manejados, esto es, no sobreexplotados, y sin problemas de contaminantes.

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