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Cuando la pasión se pierde…

Situaciones que bajan la libido

Cuando  la  pasión se pierde…

Cuando la pasión se pierde…

Silvestre Faya

“Ya Pedro no tiene ganas. Tengo que buscarlo todo el tiempo”. “María siempre me pone pretextos para no estar conmigo en la intimidad. Dice estar cansada, tener cólico, no desear el sexo”. Estas son las quejas comunes que se escuchan en el consultorio de un sexólogo cuando la pareja pierde el apetito sexual.

Al principio todo era besos y pasión, relaciones sexuales hasta varias veces en el día y la noche, mas ahora tan sólo una vez a la semana o a la quincena.

Rubén tiene eyaculación precoz, Carlos presenta una erección blanda, Virginia no se excita, no lubrica y se queja de dolor en la penetración.

¿Qué ocurrió con ese apetito sexual inicial? ¿Cómo se perdió? ¿Quién es responsable de mantener la flama encendida del deseo erótico en la vida de pareja?

La tendencia a disfrutar sexualmente la vida de pareja se ve influenciada por la educación sexual que se recibe en la infancia. La influencia perniciosa de una educación cargada de culpa en la expresión del placer sexual convierte a muchos hombres y mujeres en inhibidos sexuales.

Aun en este siglo, en el que hablamos tanto sobre la sexualidad, siguen vigentes infinidad de falsas creencias sobre la intimidad en pareja. Todavía hasta este momento hay quien cree que tener relaciones sexuales puede llegar a debilitarle física o mentalmente.

¿Cuál es el número “normal” de veces que una pareja puede tener relaciones sexuales? La frecuencia en la actividad sexual es distinta en hombres y mujeres; para el varón la excitación se obtiene más fácil ya que sus genitales son externos y su educación infantil le estimula a expresarse abiertamente.

La mujer tiene sus genitales internos y con frecuencia una educación sexual represiva que le impide expresar libremente sus inquietudes sexuales. Esta condición le impone asumir una postura pasiva en la vida sexual de pareja.

Las creencias sexuales se trasmiten cuando la persona esta convertida en una “esponja” que absorbe sin cuestionar las enseñanzas distorsionadas de la vida sexual. Entre ellas la frecuencia “sana” de relaciones sexuales que puede tener una pareja.

No existe un número límite de encuentros sexuales en la pareja. Esta es una cuestión personal que deben decidir de común acuerdo. Lo más importante es el grado de placer y satisfacción sexual que ambos obtengan en estos encuentros. Por ello es tan importante lo que cada uno lleva de creencias al iniciar una relación estable.

MANTENGA EL DESEO SEXUAL

Una queja común de la mujer es el descuido en que llega a caer el hombre en cuanto a su higiene personal. El mal aliento es la causa más frecuente de pérdida del deseo sexual.

El decirle a su pareja que la boca le huele mal puede acabar con el deseo sexual del varón o aniquilar las ganas de la mujer. Se requiere de limpieza previa y no precisamente cuando se va a un encuentro sexual, sino limpieza a diario y su visita al dentista cada seis meses.

En número decreciente de importancia esta la queja de que los varones no dan el tiempo suficiente a la mujer para que ella llegue a excitarse. “Nada más me da dos agarrones en los senos, penetra y termina, dejándome enojada y frustrada”.

Tomar el tiempo para que el encuentro sexual sea pleno requiere de ir descubriendo paso a paso la excitación de la mujer y no hacer una carrera de obstáculos. Las mujeres sexualmente satisfechas aprecian que el hombre derrame habilidad en despertar progresivamente el deseo a ser penetradas. Es una descortesía no respetar su ritmo personal de excitación.

CUIDE SU SALUD

La diabetes es la enfermedad que más afecta la vida íntima. Un hombre diabético puede llegar a tener disfunción eréctil en dos de cinco eventos sexuales y una mujer diabética, presenta ardor o falta de lubricación, lo que le provoca incapacidad orgásmica. El factor diabetes es importante atenderlo, así como otros trastornos físicos.

La pérdida del interés sexual no es por falta de deseo sino porque existen obstáculos físicos que lo impiden. Puede provocarla una enfermedad o incluso el tratamiento médico de esta. Por eso hay que acudir con el médico y exponer las dificultades sexuales.

DUERMA BIEN

Tener que robarle diariamente unos minutos u horas al sueño puede producir desgano sexual. La testosterona, hormona sexual que determina el apetito sexual, se produce durante las horas de sueño y si este se ve interrumpido con insomnio, la consecuencia natural será la perdida de la libido.

NO PELEE CON SU PAREJA

Los disgustos frecuentes cavan la tumba del amor y la pasión. No se lleve los problemas a la cama, ni busque resolverlos ahí. La cama es para hacer el amor y para dormir. No es un juzgado ni una sala de terapia psicológica.

ESTRÉS

El estrés es una de las causas más comunes de pérdida del deseo sexual, ya que las hormonas del estrés (epinefrina y cortisol), contraregulan las hormonas sexuales y se bajan las ganas.

Vamos; camine, haga ejercicio, juegue, disfrute la vida y libérese del estrés antes de que carcoma su vida sexual. Y por favor, no practique ejercicio de competencia porque le generará más estrés.

A DIARIO HAGA EL AMOR CON SU PAREJA

Abrace a su pareja, tómela de la mano, acaríciela, dígale que le gusta, que la ama, que la desea, hágale el amor de mil formas y como la cereza del pastel llévela a la cama y disfrútense.

Poner atención a estos consejos mantendrá vigente y gozosa su vida sexual.

www.sexologosilvestrefaya.com

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