La llegada al vacío
Tener un hijo adolescente en la familia implica movimientos y cambios en la dinámica familiar, aunados a los de tipo biológicos, cognitivos, afectivos y sociales del propio adolescente. Por ello, es importante mantener con él una relación cercana, comunicación abierta y conocimiento sobre sus actividades diarias que permita notar comportamientos fuera de lo habitual que activen un foco de alerta.
La adolescencia suele figurar en la familia como un reto significativo dentro de su ciclo vital. Para el adolescente representa un importante proceso de transición de cambios a nivel biológico, cognitivo, social y afectivo. Los cambios físicos así como en las relaciones que establece con su grupo de amigos implican un proceso de transformación del concepto de sí mismo.
A menudo suele tener la sensación de que nadie comprende sus sentimientos, en especial sus padres. Como resultado de esto puede experimentar sentimientos de soledad, enojo, desesperación y confusión cuando se enfrenta a complejos problemas de identidad, problemas con sus compañeros o en su círculo social, conducta sexual, drogas o alcohol.
Los padres por su parte, pueden llegar a sentirse frustrados y enojados porque el adolescente tiende a no responder a la figura de autoridad. Se debe tomar en consideración que los métodos de disciplina que funcionaron bien en la niñez en esta nueva etapa no son igual de eficaces o no dan el mismo resultado en esta etapa. Además los padres pueden llegar a sentirse asustados y frustrados por las elecciones que realice su hijo adolescente.
DEPRESIÓN
Cabe mencionar que la depresión es una enfermedad mental que se agrupa dentro de los trastornos afectivos o del ánimo, le puede afectar a cualquier ser humano y no hay una edad específica para su manifestación. Puede ser de dos tipos: exógena y endógena.
La depresión exógena generalmente es situacional, producto de alguna insatisfacción o de alguna frustración del medio. Generalmente se identifica este tipo de depresión como un desánimo, una pérdida de motivación momentánea pero que se supera posteriormente al recuperar el motivo de la búsqueda.
La depresión endógena es clínica y requiere un tipo de tratamiento psiquiátrico puesto que ya hay implicaciones de orden orgánico. Esta depresión puede llevar incluso a desenlaces trágicos si no se atiende.
Sus manifestaciones, evolución y pronóstico, así como sus causas fisiológicas, se conocen y tienen un tratamiento eficaz.
CONTEXTO FAMILIAR Y DEPRESIÓN
En la adolescencia están todas las condiciones para que se originen en la familia nuevas situaciones de roces y conflictos. El contexto familiar suele ser el núcleo más importante en donde el adolescente se desarrolla y pasa la mayor parte de su tiempo. Siendo también un factor primordial para que presente algún desajuste emocional y de comportamiento.
En las familias que suelen ser organizadas, expresivas, cohesivas, en donde se fomenta la independencia de sus miembros, quienes a su vez experimentan cercanía y afecto de los demás es poco probable que los adolescentes presenten estos desajustes, sin embargo, en los contextos familiares hostiles, incongruentes, confusos y con patrones de educación autoritarios es más probable que existan y se pueda desencadenar una depresión.
Es por lo anterior que las redes de apoyo familiares funcionales con las que cuenta el adolescente son una pieza clave para que no presente episodios de depresión y que tenga una transición adecuada de esta etapa.
CARACTERISTICAS DE UN EPISODIO DEPRESIVO
Es elemental aclarar que el diagnóstico de un cuadro de depresión lo debe de realizar el profesional especialista en el área. A continuación se mencionan algunas de las características que conforman un episodio depresivo de acuerdo al DSM-IV (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales). La característica esencial de un episodio depresivo mayor es un periodo de al menos dos semanas durante el que hay un estado de ánimo deprimido o una pérdida de interés o de placer en casi todas las actividades. En los adolescentes el estado de ánimo puede ser irritable y luego triste. También se pueden presentar cambios de peso o apetito, del sueño y de la actividad psicomotora, falta de energía, sentimientos de infravaloración, dificultad para pensar o concentrarse o tomar decisiones, y pensamientos recurrentes de muerte o ideación, planes o intentos suicidas. Se debe tomar en cuenta el contexto de la persona, si ha experimentado alguna situación difícil como alguna enfermedad médica, una pérdida o separación importante en su red de apoyo más cercana, una frustración o insatisfacción o si existen antecedentes familiares de depresión, entre otros.
Se debe tener en consideración que el adolescente está pasando por un proceso de individuación, en el cual establecerá sus límites de privacidad e individualidad, demandará el respeto por su espacio personal y tiempo para sí mismo. Como padres se debe respetar este proceso y a la par mantenerse alerta para reconocer alguna característica que requiera especial atención.
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