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Desaparecer el DIF

ROGELIO GÓMEZ HERMOSILLO

El escándalo de Mamá Rosa abre la oportunidad para una reforma estructural para la protección de los derechos de niñas y niños. Desconozco el caso, desconfío del linchamiento y me parece ingenua la defensa. Lo importante, como dice Ricardo Raphael es la ausencia del Estado.

Es el momento de transformar al DIF. Se debe crear una autoridad de asistencia social y protección integral para población vulnerable, en especial para la niñez. La esposa del presidente y la directora del DIF, esposa del secretario de Gobernación, pueden impulsar esta transformación. Sería un gran paso y un enorme legado.

La presidencia del DIF para las "primeras damas" es un absurdo. Mucho peor que las formas de Mamá Rosa y el descuido al que se llegó en "La Gran Familia", como nos contó Jorge Zepeda Patterson.

Los problemas a enfrentar con la asistencia social son graves. Tienen múltiples dimensiones que requieren protocolos muy especializados. No se trata sólo de los menores huérfanos o abandonados. Las personas con discapacidad, con enfermedades mentales, adictas, en situación de calle, los adultos mayores "abandonados", las mujeres violentadas y en general todos los sujetos vulnerables son sujetos de asistencia social. Es obligación del Estado garantizar sus derechos. La manera en que se atiende y se protege a estas personas muestra el grado de civilización de una nación.

La asistencia social no es combate a la pobreza. En el mundo cada vez más se distinguen mejor ambos tipos de políticas. Aunque la población vulnerable en su mayoría es pobre, su atención requiere más que transferencias de ingreso, incentivos al desarrollo humano u opciones productivas. La asistencia social requiere intervenciones especializadas, multisectoriales y multidisciplinarias. Involucra problemas de salud, psicológicos, riesgo a la vida, carencia de medios de manutención. Estos problemas requieren la intervención de psicólogos, trabajadores sociales, abogados, guardianes y médicos. Atención urgente, constante, muchas veces simultánea y de larga duración.

El DIF no puede con este paquete. Es un sistema nacional que lleva al extremo las limitaciones del federalismo mal aplicado. Su presupuesto operativo fue descentralizado en 1999. Los recursos se canalizan ahora al Fondo de Asistencia Social del FAM en el Ramo 33, que cuenta con más de 8 mil 500 millones de pesos en 2014. Estos recursos los manejan estados y municipios para desayunos escolares y para miles de acciones dispersas, de bajísima cobertura e impacto limitado.

El DIF "federal" es un organismo descentralizado sectorizado en la Secretaría de Salud. Maneja casi 2 mil 400 millones de pesos sin tener beneficiarios directos. Es una instancia burocrática, formalmente normativa con poca capacidad técnica. Sin negar buenas acciones y gran esfuerzo, carece de la capacidad operativa para ejercer su autoridad y de las herramientas de protección legal y cuidado para su población objetivo.

De nada servirán leyes de protección a menores huérfanos o abandonados, si no hay instituciones sólidas con presupuesto suficiente. Este escándalo requiere como respuesta una política sólida de asistencia social y protección integral. Esta política, con enfoque de derechos, debe recuperar lo mejor de la experiencia pública y reconocer, apoyar y supervisar la labor social privada que es imprescindible y que en ocasiones, ha sido la única para estas personas.

@rghermosillo

Consultor internacional en programas sociales

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