Migrante vive una pesadilla en trayecto

Alberto nació en un pueblo conocido como Colonia La Libertad, en Chiapas. Un lugar húmedo y de gran vegetación. Ahí se dedica a empacar papaya y de vez en cuando a vender pan y queso. Hace dos meses salió de casa con la bendición de su madre y 500 pesos para el viaje. Su idea era llegar a Estados Unidos y trabajar hasta hacer el dinero suficiente para construirle a su mamá una casa.

Planeó el viaje con tres amigos originarios de Guatemala. Juntos cruzarían la frontera y trabajarían en el campo. Alberto jamás llegó a Estados Unidos, en Piedras Negras fue secuestrado y abusado sexualmente por sus captores. Estuvo en el infierno 14 días. Cada día era peor que el otro, los tenían en un cuarto, no podían hablar entre sí, miraban a la pared y sólo podían sentir el Sol por un domo que estaba en el techo. En el grupo había dos niños, parecían de unos 12 años y había hombres y mujeres centroamericanos. Asegura que los captores no tocaron a los niños. Con ellos la historia fue distinta, hubo atrocidades que prefiere no revelar. En una ocasión que los dejaron solos, se dieron cuenta que podrían romper el domo, entre todos lo quitaron y así fue como lograron escapar. Alberto, herido y desnutrido decidió regresar y su siguiente parada fue en Torreón.

Apoyo

Cristian Flores, voluntario de la IBERO, escuchó su historia y ha gestionado apoyo en diversos organismos para poder ayudar a que Alberto regrese a casa.