Fe. Cumplió su manda de llevar reliquia a un lugar donde necesitaran de fe y un poco de esperanza.
Ofrece reliquia en honor al Divino Niño. Afuera del Hospital General de Torreón Janeth Arias, su madre y sus hijos cumplieron la manda que año con año hacen por los milagros recibidos.
"Que su comida bendita nos ayude para curar a mi niño que está malito" dijo una de las señoras que esperaba la consulta en el HG.
Decenas de personas se sorprendieron cuando llegó la camioneta con ollas de comida y garrafones de agua fresca.
DECISIÓN CON FE
La historia de Janeth data cinco años atrás. Cuando nació su hijo y fue diagnosticado con una enfermedad llamada craneosinostosis. Los médicos del ISSSTE determinaron que debían operarlo. Apenas tenía tres meses y Janeth tuvo que tomar una decisión, operar a su hijo de tres meses o dejarlo crecer tal vez con ceguera o problemas de aprendizaje.
Ella lo hizo, encomendó a su hijo al Divino Niño y fue operado. Hoy a sus cinco años Juan Carlos tiene un pronóstico alentador y le aseguran que tendrá un crecimiento como el resto de sus hermanos, con normalidad.
"Lo operaron cuando tenía tres meses, la segunda vez que lo operaron tenía un año y un mes. Tenía un problemita en la cabeza, así como me dijo el doctor podría causar ceguera, retraso y diferentes problemas por eso fue que nos decidimos a operarlo. Pudo haber quedado así el niño, nos encomendamos al Divino Niño para que estuviera bien".
Con Fe todo se puede, sentencia Janeth mientras sirve los platos con asado rojo y arroz que llevó para regalar.
DIVINA ESPERANZA
Antes de la operación Janeth no era devota del Divino Niño. Dice que cuando pasaba por los momentos más difíciles entre estudios y médicos, veía la imagen del santo en muchos lugares.
"Me dijeron y yo empezaba a verlo. Como que lo veía en todos lados, se me aparecía aquí y allá. A todos lados donde volteaba se me aparecía. Yo le decía a mi mamá, mire y en todos lados lo veía". Así comenzaron las promesas, las mandas y los milagros que asegura han sido muchos.
"Al principio sí fue pesado, porque yo tengo mis otros dos niños y mi mamá me los cuidada. Pero la verdad no sentí mucho peso. Siempre he tenido el apoyo de mi mamá".
A los tres años de edad le entregaron a su hijo, ahora Juan Carlos corre, salta y sonríe. Lleva en su mano una pequeña pulsera con la imagen del Divino Niño.
"Yo le tengo mucha fe al Divino Niño, cualquier cosita, aunque sea insignificante sé que la voy a tener porque él me ha dado mucho".
CUMPLE SU PROMESA
Janeth pensó hacer la reliquia en su casa, cerca de sus vecinos y conocidos. Pero no quiso, por su mente pasó que sí realmente quería cumplir con su promesa tenía que ser un lugar donde lo necesitaran.
Seguido pasaba por el Hospital General y veía a la gente sentada en la sala de urgencias, con los rostros desencajados y ahí decidió llegar.
"Le dije a mi mamá se me hace que es ahí donde necesitan ahorita. La iba a hacer en mi casa, pero la gente que iba a invitar a la mejor tiene un poquito más que la gente que está aquí".
Se levantó desde las ocho de la mañana y comenzó a cocinar. Hirvieron el chile y picaron la carne. Luego hicieron el arroz y finalmente prepararon el agua de melón. "Como quiera es poquito, pero nos rindió, gracias a Dios".