Murió sólo. El niño fue registrado con la fecha de nacimiento de su hermano menor.
Gilberto Ramos querían dejar su frío y remoto pueblo montañoso para viajar a Estados Unidos, trabajar y ganar dinero para pagar un tratamiento contra la epilepsia que padece su madre.
Ella le rogó que no se fuera. "Mi hijo me decía que se iba para ayudarme a curar mi enfermedad, pero yo le decía no te vas hijo", dijo Cipriana Juárez Díaz entre lágrimas en una entrevista.
"Yo no quería que se fuera porque con él tenía yo consuelo".
Como no logró convencerlo, le colocó un rosario blanco que le garantizara un viaje seguro a través de la frontera.
Un mes más tarde, su cuerpo en descomposición fue encontrado en el desierto de Texas. Las autoridades dijeron el lunes que Gilberto, de 11 años, ha sido uno de los infantes más pequeños que murió cruzando ese desierto. Pero sus padres dijeron el martes que Gilberto tenía 15.
Explicaron que les había tomado varios años hacer el trámite del registro de su nacimiento debido a que viven en una remota aldea en las montañas del norte de Guatemala.
"Era un buen hijo", dijo Juárez. "Que Diosito que me dé valor para poder soportar cuando él venga (el cadáver sea repatriado)".