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Verdades y Rumores

EL AGENTE 007

Con la defensa férrea que ha asumido el celoso guardián de las arcas municipales de Torreón sobre el proyecto de alumbrado de su patrón, algunas bonitas perlas han surgido derivadas de su ferviente apología. A propósito de la comparación “odiosa” pero necesaria entre los proyectos de Torreón y la capirucha del esmog, el tesorero Enrique Mota, en resumidas cuentas, dijo que no se deben mezclar peras con manzanas porque ambos planes de modernización nada tienen qué ver. El asunto es que este discutible argumento estuvo ausente a la hora de que se hizo la comparación -ésta sí “apreciable”- entre el proyecto financiero de la empresa Construlita y el del ayuntamiento con miras a justificar la concesión a como dé lugar. Resulta que, con todo y que desde un principio se dijo que se trata de un plan de reconversión tecnológica, el gobierno riquelmista presentó un proyecto para sustituir las luminarias actuales con lámparas de vapor de sodio, es decir, a la antigüita.

En consecuencia, el costo de la energía eléctrica a pagar fue muy superior al calculado por la empresa, la cual instalará luminarias led, e incluso podría decirse que este dato fue el que marcó la diferencia. Se preguntará usted, estimado lector, y con justa razón: ¿entonces aquí sí se vale mezclar peras con manzanas? ¿Acaso no confunde más esta comparación e induce a considerar el proyecto de concesión como el único viable? O ¿Por qué el ayuntamiento no presentó un plan de sustitución con luminarias led? Con la aprobación del contrato por parte del Cabildo y, seguramente, con el aval del Congreso casi en el bolsillo, se antoja difícil que lleguen las respuestas a estas inquietantes interrogantes.

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A propósito del alumbrado, una pregunta ronda por los corrillos políticos de La Perla de La Laguna: ¿qué pasará con los hijos desobedientes del PAN? Luego de los votos a favor del polémico contrato de alumbrado público por parte de Ignacio Corona y Verónica Soto, algunos ácidos observadores se aventuran en la posibilidad de que la bancada panista en el Cabildo termine por encogerse. Y es que no sólo es el hecho de que don Nacho y doña Vero se hayan pasado por el arco del triunfo la orden que desde el comité municipal, comandado por el anayista Miguel Batarse, se dio de que el voto azul debía ser en contra del multimillonario negocio. Sino que, además, fueron precisamente esos dos votos los que le dieron al alcalde Riquelme y sus regidores tricolores la mayoría calificada para autorizar el enjuague. Para no meterse en problemas, Ángela Campos y Sergio Lara, coordinador de la bancada, optaron por abstenerse, en un intento por tratar de no quedar mal ni con Dios ni con el Diablo, si acaso esto fuera posible (ponga usted, beato lector, el rostro de Dios y el Diablo al partido que quiera, son intercambiables y depende de la posición donde se vea). No obstante, nuestros subagentes disfrazados de carpetas bien rayadas nos informan que don Sergio pasó serios días de angustia debido a un conflicto interno que lo atormentaba. Por un lado lanzaba discretas flores al proyecto riquelmista pero, por el otro, quería disimular su complacencia para evitar enemistarse con las huestes del senador Luis Fernando Salazar, quien ha estado muy al pendiente de todo el proceso. Por cierto, la única que se mantuvo firme y obediente en su postura del “no pasará” fue la síndica Gabriela Casale, aunque no quedó muy claro que digamos el argumento de su decisión. Habrá que ver qué van a hacer los pastores del rebaño azul con las ovejas descarriadas, aunque a pocos extrañaría que, con la racha que traen, pronto su pelaje celeste sea esquilado para cubrirse luego de lana tricolor.

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El regreso de la delegación coahuilense, que durante 10 días paseó -perdón, trabajó- en las lejanas tierras del oriente asiático, ha dejado a no pocos con las ganas de conocer todas las albricias y parabienes que se supone iban a traer para La Laguna. Pero a las ganas insatisfechas derivadas de que de 30 empresas visitadas no haya ni un solo proyecto concreto nuevo para esta hermosa comarca, se suma el asombro por los dichos del gobernador Moreira y el alcalde Riquelme, dichos que tienen toda la pinta de convertirse en pretextos ante los inciertos resultados. Según ambas autoridades, si algunas empresas no se han animado a invertir es por culpa de los medios de comunicación que publican los problemas por los que ha atravesado y atraviesa la región, como la deuda, la inseguridad y la sobreexplotación del acuífero. ¡Chanfle! Es decir que para don Rubén y don Miguel el problema no es que la casa a vender tenga desperfectos serios que apenas están en vías de corregirse, sino que dichos desperfectos se den a conocer. Ante esto, las lenguas viperinas dicen que tal vez para ambas autoridades es preferible que los clientes se den cuenta de los desperfectos una vez que estén aquí, tal y como ocurre con los vicios ocultos que luego convierten la ilusión de los compradores de casa en una verdadera jaqueca. Parece que para los citados gobernantes no es suficiente que el sufrido pueblo aguante de forma estoica la deuda, la violencia y los problemas ambientales, sino que ahora piden que padezca estos problemas calladito y sin rechistar para no ahuyentar a la clientela. Pero, sin afán de que se sulfuren los ánimos, séanos permitido cuestionar: ¿no resultaría más productivo que el esfuerzo que ponen los políticos en querer tapar el sol con un dedo lo dedicaran mejor a encontrar soluciones de fondo y duraderas que, dicho sea de paso, es para lo que se les paga, además de sancionar a quienes hicieron del estado y la ciudad lo más parecido a una zona de desastre?

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No cabe duda que quienes han lanzado una apuesta por la confusión en la campaña en curso son los priistas. Y todo indica que la van a mantener hasta el final. A la ya de por sí larga lista de artimañas como el chaqueteo partidista, la oposición simulada de los partidos satélites, las mentiras y medias verdades sobre la generación de la deuda del Profe Moreira, el espionaje telefónico y las campañas negras, hay que agregar el intento de deslinde del jefazo nacional del PRI, César Camacho. Como sabrá, enterado lector, el dirigente tricolor estuvo en Coahuila para dar palmaditas en la espalda a los candidatos de su partido, acto que aprovechó para declarar, de forma grave y rotunda, que los pecados del exgobernador Jorge Torres, prófugo de la justicia gringa, no pueden ser colgados al Revolucionario, ya que “las conductas penales no las cometen los partidos ni las organizaciones sino los individuos”. ¡Zas! ¡Qué conveniente! Bajo esta premisa, los inquietos y curiosos se preguntarán ¿a quién atribuirle entonces las faltas del famoso “Pemex Gate”, la compra de votos, el uso de apoyos sociales con fines electorales, el endeudamiento injustificable de provincias como Coahuila y demás prácticas que han sido patentadas y extendidas desde el partido? Porque, dicen los maldicientes, si la estrategia es desconocer a todo aquel que ha incurrido desde una posición de poder político en prácticas cuestionables, entonces el tricolor se quedaría prácticamente sin cuadros. Y si son los individuos los únicos que fallan ¿por qué el PRI -y ahora los partidos en general- tolera que trabaje dentro de su estructura tanto travieso personaje? En fin. En el caso del chaqueteo, ya el Trife se la puso complicada al partido oficial al impedir que cuatro suspirantes de la coalición Todos Somos Coahuila aparezcan como si fueran de otro partido cuando en realidad son priistas. Los ingenieros electorales han de estar trabajando horas extra para ajustar las estrategias en el tablero de ajedrez.

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Pero no sólo en la polaca hay grilla. Luego de que se escuchó la rechifla del respetable por el posible regreso de Omar Gutiérrez de Anda como jefazo del Consejo Lagunero de la Iniciativa Privada, que hoy preside Eduardo Castañeda, un as salió disparado de la manga del aspirante rechazado. Se trata de José Antonio Sifuentes Terrazas, integrante de la Junta de Mejoras Materiales y representante de facto de la Cámara de la Propiedad Urbana de Torreón, aunque nadie sabe a ciencia cierta qué empresa maneja. Pero para ponerle pimienta a la mesa, por ahí se baraja también el nombre de Alejandro Gutiérrez, presidente de la Unión de Empresarios de la Ciudad Industrial, quien, dicen, podría venir a darle una sacudida de mantel al organismo para terminar con el “Club de Amigos” en que se ha convertido en los últimos años. Y en referencia a este último organismo, nuestros subagentes vestidos de operarios nos informan que un importante grupo de empresarios de la Ciudad Industrial se encuentra encanijado porque alguien pretende imponer a Carlos Leal como jefazo, una persona que, según los inconformes, no es socio y que no tiene contacto con la problemática del sector fabril. Incluso, hay versiones de que los ipecos quejosos se preparan ya para manifestarse contra la asamblea de la semana entrante en donde se impondría a don Carlos sin hacer elecciones. ¿Dónde aprenderán todas estas mañas?

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