Siglo Nuevo

Sherlock

Buddy Love (Amor Fraterno).

Eduardo Anaya

La encarnación de Sherlock Holmes por Benedict Cumberbatch ha sido catalogada como la mejor interpretación del mítico personaje de Arthur Conan Doyle. Con él inicia esta serie de entregas dedicada a los detectives.

DE REGRESO A BAKER STREET

Ubicada en el Londres del siglo XXI, Sherlock reúne a dos estrellas inglesas en ascenso, Benedict Cumberbatch (Doce años de esclavo, Star Trek: en la oscuridad), quien da vida al emblemático detective británico y Martin Freeman (El Hobbit) en el papel de John Watson. Contrario a la práctica común de las series televisivas, la BBC produce tres episodios por temporada, cada uno de 90 minutos, en los que los creadores Steven Moffat y Mark Gatiss (Doctor Who), logran adaptar a los personajes de Conan Doyle a la actualidad, manteniendo el espíritu de las historias originales.

BUDDY LOVE

En su bestseller, Save the Cat (Salva al gato), Blake Snyder asegura que todas las películas pueden agruparse en 10 géneros:

1. Monstruo en la Casa (El Exorcista, Tiburón),

2. El Manto Dorado (Volver al Futuro, La guerra de las galaxias),

3. Fuera de la Botella (Lo que Quieren las Mujeres, Mentiroso Mentiroso),

4. El Tipo con un Problema (Duro de Matar, La Lista de Schindler),

5. Institucionalizado (Devil Wears Prada, El Padrino),

6. El Tonto Triunfa (Forrest Gump, Legalmente Rubia),

7. ¿Por qué lo Hizo…? (Bajos Instintos, JFK),

8. Ritos de Iniciación (American Pie, Trainspotting),

9. Superhéroe (Gladiador, Spider-Man),

10. Buddy Love o Amor Fraterno.

Citando a Snyder: “Existen muchas variaciones en una historia Buddy Love. Así se trate de un tradicional juego de amor ‘chico conoce a la chica’, dos policías persiguiendo a un ladrón, o una pareja de amigos bobos a los que simplemente les gusta estar juntos”.

El Buddy Love puede ir desde el amor a una mascota en Lassie (1943); una comedia romántica como Tienes un Email (1998), el amor profesional en Arma Mortal (1987); el amor épico en Lo que el Viento se Llevó (1939); el amor prohibido de Brokeback Mountain (2005), y qué decir de la obra de Cervantes, Don Quijote (1605). El corazón de estas historias parte de una premisa: “la vida del personaje principal cambia por haber conocido a alguien más”.

El clásico de Conan Doyle posee los tres ingredientes de toda historia de este tipo: un héroe incompleto que carece de algo físico, espiritual, ético, etcétera; una contraparte que posee cualidades de las que el héroe carece; y un conflicto.

EL GENIO, HÉROE INCOMPLETO

Es interesante visualizar las historias Buddy Love como historias de amor «disfrazadas», y como en toda historia de amor memorable la pareja comienza odiándose.

Sherlock no es la excepción. En la primera temporada, Holmes expresa lo que siente por John Watson en una simple línea: “Mírelo, señora Hudson. Callado. Sereno. Pacífico. ¿No es detestable?”.

Ciertamente, los lectores de las novelas de Conan Doyle encontrarán a un Sherlock distinto -aunque fiel- al de la época Victoriana. El Sherlock de Cumberbatch es más oscuro, arrogante y gracioso. Dice “por favor” y “gracias” en contadas ocasiones, se mofa de Lestrange, el detective de Scottland Yard, y muestra escaso interés por las víctimas. En pocas palabras, es un genio y se sabe genio.

Sin embargo, permanecen muchas de las idiosincrasias del personaje original: toca el violín, padece depresión cuando no tiene un caso, consume cocaína, solo se interesa en los temas que considera útiles y trabaja sin descanso hasta resolver los casos. Asimismo, sus insuperables poderes de observación e intelecto permanecen intactos. Algunos de los momentos más impresionantes de la serie ocurren cuando Sherlock explica sus deducciones con la velocidad de un torbellino, dejando a Watson y a la audiencia boquiabiertos. A este talento lo acompaña una pasión que manifiesta en una frase: “Todo lo que importa para mí es mi trabajo. Sin él mi sangre se pudre”.

El desbalance en la vida del genio constituye un elemento principal del conflicto en Sherlock.

LA CONTRAPERTE:

EL CONDUCTOR DE LA LUZ

Al igual que en Estudio en Escarlata (1887), primera novela de Conan Doyle, la serie comienza cuando el Dr. John Watson regresa a su país tras ser herido al servir en el ejército en Afganistán. La guerra dejó en el doctor heridas físicas y mentales. “No me siento bastante fuerte todavía para soportar el ruido o el barullo. Los que tuve que aguantar en el Afganistán me bastan para todo lo que me resta de vida normal”, dice Watson.

Estas heridas se exploran con mayor profundidad en esta entrega. Watson va a terapia psicológica, usa un bastón que no necesita, le cuesta confiar en las personas y la guerra lo visita en sus pesadillas. Todo esto cambia cuando conoce a Sherlock Holmes.

La contradicción entre los deseos y las acciones de Watson lo humanizan. Parece buscar la paz y así se conduce; sin embargo, se ve irremediablemente seducido cuando Holmes lo invita por primera vez a resolver un crimen. La deducción del hermano de Holmes sobre los motivos de Watson es memorable: “Usted no está atormentado por la guerra, Dr. Watson. La extraña”.

La compenetración entre el doctor y el detective se da inicialmente por la admiración que el talento de Holmes despierta en Watson y por la manera tan abierta en que este último lo elogia. En palabras de Sherlock Holmes: “Esa es la debilidad del genio. Necesita una audiencia”. Conforme la historia y la relación avanzan, Sherlock va aprendiendo de Watson el valor de la amistad, y en este aprendizaje se dan algunas de las escenas más conmovedoras.

John Watson no es un detective por formación y sus talentos de deducción están muy por debajo de los de Holmes. ¿Por qué entonces Holmes lo escoge como compañero en sus aventuras? La respuesta la da él mismo en El Sabueso de los Baskerville: “John, nunca has sido la persona más luminosa, pero como conductor de la luz eres invencible”.

LA CIENCIA DE LA DEDUCCIÓN

Muchos de los episodios se basan en las aventuras más famosas del detective como Escándalo en Bohemia. Por ende, dos de sus rivales memorables del canon aparecen recurrentemente: la seductora Irene Adler y el psicópata, James Moriarty. A estos se suman empresarios corruptos, redes criminales y asesinos en serie. El arma principal para combatirlos es lo que Holmes llama la Ciencia de la Deducción, que resume en tres pasos en su blog (http://thescienceofdeduction.co.uk):

1. Observo todo.

2. De lo que observo, lo deduzco todo.

3. Una vez que he eliminado lo imposible, quede lo que quede, no importa lo descabellado que parezca, debe ser la verdad.

En su blog, Holmes deja una nota curiosa para quienes decidan solicitar sus servicios: “Solo casos interesantes, por favor”.

La serie es un flujo incesante de inteligencia, inventiva e ingenio que permite a la audiencia adentrarse en una de las mentes más oscuras y brillantes de la literatura, la de Sherlock Holmes.

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