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El mundo de Hillary… sin México

GENARO LOZANO

Pobre México, ¡tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos!, sentencia el conocido dicho de Porfirio Díaz. En pleno siglo 21, con un país que presume y defiende su laicidad y como un país inserto en el mundo globalizado, y para bien o para mal, como una de las economías más abiertas y fuertemente integrada a la economía estadounidense, ese dicho hoy no sería mal visto, por el contrario.

En efecto, en nuestra relación esquizofrénica con nuestro principal socio comercial y con el país donde más mexicanos residen fuera de México amamos y odiamos a EU. Nos quejamos cuando el presidente estadounidense no habla sobre México en su discurso del estado de la Unión, pero nos molesta cuando los legisladores estadounidenses critican a México por cualquier cosa. Más de 200 años de una relación como vecinos independientes en la que aún siguen doliendo los errores del pasado. Más de 200 años en los que EU ha sido el país más importante para México y México uno de los más importantes para EU. Más de 200 años sin terapia de pareja.

Lo anterior viene a colación porque Hillary Clinton acaba de publicar sus memorias como secretaria de Estado de Barack Obama, un libro que abre muchísimos temas para analizar, desde la obviedad que resulta que este libro es el inicio no oficial de su campaña presidencial del 2016, hasta las múltiples decisiones que Clinton tomó en materia de política exterior con un pragmatismo, que en palabras de la ex secretaria de Estado, "estaba alejado del intento de crear una gran doctrina rígida de política exterior".

Un total de 1,860 páginas electrónicas (o 650 páginas en libro de papel) en las que Hillary hace un recorrido por el mundo, empezando en su país, en la batalla épica contra Barack Obama del 2008 y de ahí a lo que tal vez solo en el sistema presidencial de EU pueda pasar: dos ex rivales políticos trabajando juntos en la misma administración, un "equipo de rivales" unido con una misma visión. De ahí Clinton dedica 25 capítulos a hablar sobre el mundo, sobre los retos que enfrentó, los 112 países que visitó y los casi 87 días que pasó en un avión, no sin cerrar su libro dejando sin respuesta la pregunta que todo mundo se hace ¿volverá a buscar la Presidencia?

Felipe Calderón presumió una y otra vez durante su sexenio que la relación con EU estaba mejor que nunca, que había un nuevo paradigma de "responsabilidad compartida", una cooperación bilateral sin precedentes y que México era un país importantísimo para EU. Lo cierto es que cuando Calderón lea las memorias de Clinton verá que su nombre aparece un total de 10 veces en todo el libro y en todas ellas lo hace sólo para hablar de temas relacionados con el narcotráfico, WikiLeaks y lo que ya ventilaron varios medios: que Calderón pidió la remoción del ex embajador Carlos Pascual.

Más allá de ello, y de la tibia defensa que hace Clinton de la estrategia de seguridad de Calderón, México no figura como un país importante en la visión de Clinton, por el contrario.

En los 25 capítulos de sus memorias hay dos dedicados a China, mientras que Rusia, Afganistán, Paquistán, Irán, Libia, Siria, Gaza y hasta Burma reciben un capítulo entero cada uno. De hecho, Clinton rompió con lo que parecía ya una tradición de sus predecesores: visitar México como su primer viaje oficial. Clinton lo dice sin tapujos, ella prefirió iniciar sus viajes por el mundo en Japón para demostrar que Asia sería prioritario para el presidente Obama y para ella y en efecto así fue.

Después de todo, el mundo del siglo 21 se está escribiendo en China, en la India, en los países del sureste asiático y no en México. Después de todo, China se convirtió en el segundo socio comercial de EU apenas en 2006 y en 2013 el país asiático superó al americano como líder en comercio mundial. China tiene además un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU y cualquier crisis en Asia y en África no puede resolverse sin la participación china. A quienes están obsesionados con si Brasil está mejor o peor que México, Clinton parecería decirles: dejen de perder el tiempo y preocúpense por China…

Hillary cierra su libro reflexionando sobre su futuro personal y diciendo que aún le toca tomar la "difícil decisión" sobre el 2016. Y aunque nadie le crea que aún no haya tomado tal decisión, lo cierto es que si logra la candidatura presidencial de su partido habrá que instruir a la demócrata sobre México porque definitivamente sobre México muestra un débil conocimiento en sus memorias y una muy pobre atención. México no figura en el mundo de la mujer que hoy en día supera al mismo Barack Obama en popularidad y en evaluación por temas de política, según la revista Time.

México no figura en el mundo de Hillary más allá de su luna de miel en Acapulco, su gusto por el queso Oaxaca, los tacos de pescado, los pocos chismes sobre el temperamento de Calderón y una equivocada visión sobre cómo combatir al narcotráfico y éste es un foco rojo para el 2016.

Politólogo e Internacionalista

Twitter @genarolozano

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