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Brasil vs. México

Civitas

CARLOS CASTAÑÓN CUADROS

Las comparaciones son odiosas, pero también necesarias. Por lo mismo, para definirnos, lo hacemos en relación a los otros. Nos guste o no, comparar es una brújula cotidiana, si se quiere, un mal necesario. Hace unos días, Lula da Silva, el exitoso y popular expresidente brasileño, afirmó que México es peor que Brasil. En un foro organizado por el diario español El País, Lula declaró: "México fue presentado como la gran novedad del siglo 21 y que estaba mejor que Brasil... pero me fui a enterar y todo es peor que en Brasil. No hay ningún indicador comparable a los nuestros". ¿Qué tan cierta es la afirmación de Lula? ¿Es México peor que Brasil?

Veamos algunos números e indicadores. En población, prácticamente Brasil está 2 a 1 sobre México. Nosotros tenemos 119 millones de habitantes y los brasileños registran 201 millones. En extensión territorial Brasil es el quinto país más grande del mundo, y México el décimo. Ambos países han estado de moda en el mundo. Durante los buenos años de la economía brasileña, se les incluyó entre los llamados BRICS, junto a Rusia, India y China. Más recientemente, a la expectativa sobre México en los medios internacionales, lo bautizaron como "el momento mexicano", pero ahora, con todo y reformas, la imagen se desinfló.

La prueba PISA organizada por la OCDE para evaluar la educación, ha encontrado entre 65 países, que Brasil y México tienen desempeños desastrosos. En lectura, México ocupa el lugar 52, y Brasil el 55. En matemáticas México va en el 53 y Brasil en 58. Para llorar el desempeño de los dos países.

Hacia 2010 la economía brasileña creció 7.5%, y en 2013 disminuyó a 2.3 su tasa de PIB. México creció 5.5% para 2010. En 2013, apenas alcanzó 1.1. Sin embargo, una medición más completa sobre el bienestar económico y social elaborada por la OCDE, demuestra que entre 36 países, México está en lugar 35 de desarrollo y Brasil en lugar 32. Al final, uno más mal que otro. La otra cara de la moneda es la pobreza. De acuerdo con un informe de la CEPAL sobre pobreza en 2013, Brasil ha logrado reducir de manera consistente el número de pobres, mientras que en México ha crecido. No obstante los problemas de desarrollo, cuando se trata de felicidad, ambos países ocupamos mejores lugares que los países ricos como Estados Unidos, Suiza, Alemania o Inglaterra. Tanto México como Brasil están empatados en el felizómetro o Índice mundial de felicidad (Happy Planet Index, 2012).

Cuando se trata de impuestos, Brasil tiene una mejor recaudación que México, pues se acerca a la media de la OCDE, lo que coloca a los cariocas dos a uno con respecto a nuestro país. En movilidad urbana, un famoso columnista del oficialismo, escribió que los embotellamientos son peores en Brasil que en México, pero le faltó agregar que Brasil ha hecho avances importantes con el BRT, y hoy por hoy, Curitiba es un paradigma mundial de movilidad urbana eficiente y sustentable (ITDP, 2013). ¿Qué ciudad mexicana lo es?

La tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes es mayor en Brasil (25.2) que en México (21.5), como lo informó la UNODC en 2012. El precio de la gasolina en México es más barato: 1.04 dólares por litro. En Brasil, sin subsidio gubernamental cuesta 1.33 dólares por litro, según el registro de Global petrol prices. La aprobación de la presidenta Dilma Rousseff está por los suelos. 33% la aprueba (Datafolha, junio 2014). Enrique Peña Nieto lo aprueban 49% (Mitofsky, mayo 2014).

No es contundente que Brasil sea mejor que México, pero tampoco México parece ser mejor que Brasil. En varias ocasiones los países compiten por los peores lugares, lo cual parece una carrera por ser el menos malo. Para desgracia de algunos, quedamos en el mismo grupo del mundial de futbol. Y ahí sí, Brasil, pinta para campeón mundial. En futbol México es un país modesto. Pero ya se verán las caras en los próximos días.

DECADENCIA DEL PANISMO

Quizá la expresión no comprenda del todo al PAN en Torreón, pero sí al grupo anayista que tuvo sus glorias en el poder. El pasado lunes pesó la noticia de que Fernando Macías Anaya, renunció al PAN para alistarse en las filas del PRI. El suceso sería irrelevante, si no fuera por el apellido Anaya. Derivado de una fallida candidatura en el distrito VII, el sobrino decidió irse. ¿Qué no estudió antes las reglas de equidad? Está claro que a un partido le afecta el poder, pero más le afecta su pérdida. Y en el PAN ¡cómo se nota! La salida del sobrino de Guillermo Anaya, otrora líder del panismo, es significativa por la derrota simbólica de ese grupo. Nuevamente el PRI ha sabido jugar bien su cartas. Nuevamente el PAN se ha vuelto a hundir más. En los últimos años el anayismo mostró ser fuerte hacia adentro, y visiblemente desconectado hacia fuera. La mejor prueba fue la derrota en las elecciones municipales. Tenían todo para ganar, e hicieron todo para perder. Independientemente de gustos o afecciones partidistas, lo importante del suceso, es el fin de la oposición en Torreón.

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