Fue por sugerencia de la esposa de un ingeniero que se decidió aplicar el teflón a los utensilios de cocina. (ARCHIVO)
Para quienes trabajan en la cocina, su invención fue de lo mejor que pudo haberles pasado por las facilidades que ofrece para preparar alimentos y limpiar los utensilios utilizados para hacerlo. Es el teflón que, curiosamente, fue producto de un experimento inconcluso.
Fue el químico Roy Plunkett el responsable de dicho experimento, que originalmente buscaba combinar gas tetrafluoroetilenio con ácido clorhídrico.
Mientras trabajaba, las horas pasaban y el cansancio lo venció. El químico decidió dejar el experimento sin acabar y regresar al día siguiente a continuarlo.
Cuando amaneció, se dio cuenta que el gas que había presurizado en bidones había desaparecido, pero los bidones seguían pesando lo mismo.
No pudiendo con la incertidumbre, decidió cortar los bidones y observó que el gas se había solidificado en los costados formando una superficie resbaladiza.
El hallazgo dejó a Plunkett tan maravillado que empezó a experimentar ya con la intención de desarrollar el nuevo material, hasta que finalmente, en 1945, lo patentó bautizándolo como Teflón.
Curiosamente, también, no fue este químico quien lo recomendó para utensilios de cocina, sino el ingeniero francés Marc Grégoire, debido a una sugerencia de su esposa.