El pescador salvadoreño José Salvador Alvarenga, quien dice haber pasado más de un año a la deriva en el mar, llegó hoy al estado mexicano de Chiapas, punto de partida de su odisea, con el objetivo de reunirse con la familia de su compañero de naufragio, Ezequiel Córdova.
"Vengo a México a contarle los detalles a la madre de mi compañero, lo que sucedió con él, para a cumplir las promesas con su mamá, de decirle lo que me dijo para ella el finado", dijo Alvarenga en una improvisada rueda de prensa en el aeropuerto de Tapachula, ciudad en la que pasará la noche.
Mañana se propone trasladarse a la comunidad de El Fortín, municipio de Pijijiapan, en la costa del Pacífico.
Dijo sentirse feliz por ver nuevamente a sus compañeros chiapanecos de la playa de la que partió en noviembre de 2012 con Córdova en una embarcación de siete metros de eslora y fibra de vidrio a pescar tiburones.
Acompañado de sus padres y de un abogado, Alvarenga muestra dificultades para caminar pero se manifiesta tranquilo y acepta que escribirá un libro para contar su historia.
No quiso revelar a los reporteros qué le dirá a la madre de su compañero de naufragio, con quien pensaba regresar horas después de su partida con algunos escualos.
Sin embargo, según el relato de Alvarenga, una tormenta les desvió de su curso, quedaron a la deriva, Córdova murió unos cinco meses después "de hambre" y de "sed", y él arrojó su cadáver al mar.
Durante los meses que estuvo a la deriva, el pescador de 37 años de edad comió pescado y aves crudas, y bebió sangre de tortugas y su propia orina para sobrevivir.
El salvadoreño fue rescatado el 30 de enero pasado en las Islas Marshall, en el Pacífico Sur, a unos 13.000 kilómetros de distancia.
Después de ser rescatado, Alvarenga asombró al mundo con su historia, fue hospitalizado en varias ocasiones y hoy, no repuesto del todo, regresó al punto donde empezó su aventura.
El pescador había partido hoy mismo desde San Salvador en un vuelo comercial, en un viaje costeado por la Fundación ALBA, perteneciente a la empresa venezolano-salvadoreña ALBA Petróleos, que entregó los billetes de avión al náufrago y su familia en un acto público celebrado la semana pasada en la capital salvadoreña.
