La guerra de las autoridades federales en contra de los cárteles de la droga ha generado un nuevo impulso del “narcomenudeo”, a partir de pequeños capos que desde jefaturas locales controlan y promueven el tráfico de enervantes envenenando a la comunidad. Lo anterior exige un nueva orientación en la estrategia de combate al narcotráfico, que implica a las autoridades estatales y municipales.
Esfuerzos realizados por la Procuraduría General de la República en nuestra región, han derivado en la captura de involucrados en esta ilícita actividad y en la supresión de “ventanas”, como se conoce a los puntos de venta. Sin embargo la movilidad de las bandas va en aumento, lo que exige la colaboración de la ciudadanía en el seguimiento y localización de los delincuentes en el momento mismo de cometer el delito, es decir en flagrancia.
Se trata de una tarea de todos que incluye a la familia, la escuela, la Iglesia y desde luego a los medios de comunicación. Las autoridades tienen la responsabilidad del liderazgo en esta lucha, por lo que resulta de sumo interés la investigación de la PGR en el seno de la Policía Preventiva del Municipio de Torreón, que implica a un mando superior de la corporación y por lo menos a diez patrulleros como presuntos protectores del “narcomenudeo”.
Sin prejuzgar sobre los resultados de la indagatoria, se trata de elementos que han sobrevivido a los ciclos de alternancia en el ejercicio del Gobierno Municipal, por lo que se debe evitar todo tinte partidista que pudiera contaminar y malograr las investigaciones. En el tema que nos ocupa, sociedad, partidos y autoridad debemos cerrar filas, en aras de la salud física y moral de la presente y las futuras generaciones de laguneros.
