Morelia (México), (EFE).- Dice la tradición que para que una mujer entrada en años consiga marido debe castigar a San Antonio y ponerlo cabeza abajo hasta encontrar a su príncipe azul, un ritual que atrae a muchas solteronas al estado de Michoacán.
Las mujeres casaderas se acercan a la capital de este estado de la costa del Pacífico donde en el "Rincón de las Solteronas", en un salón anexo al restaurante-galería-museo "San Miguelito", hay 400 imágenes del santo que se encuentran volteadas, esperándolas.
Las imágenes están hechas de todo tipo de materiales, son de distintos tamaños y proceden de diversas épocas y países.
Mujeres esperanzadas de conseguir marido, provenientes de todos los estados de México y hasta de varios países de Centro y Sudamérica, acuden convencidas a este lugar, pues San Antonio de Padua es el único que puede concederles un milagro.
En muchas partes del mundo se tiene la creencia de que el santo puede llevar a las solteras a los brazos del ser amado y así ha sido por lo menos para unas cincuenta mujeres que, con la esperanza de encontrar a su hombre ideal, han logrado su objetivo en el "Rincón de las Solteronas".
Con una historia de apenas ocho años, este lugar ha logrado consolidar medio centenar de matrimonios, aunque se tienen pruebas fehacientes de nueve, pues algunas afortunadas sólo han hecho saber a través de correo electrónico que encontraron al hombre de su vida.
Para que San Antonio de Padua haga caso de la solicitud de la casadera, según la tradición del "Rincón de las Solteronas", ésta debe de traer consigo trece monedas de la misma nominación, para ofrecerlas a una de las figuras colocadas "de cabeza".
Posteriormente la mujer en edad de merecer tiene que dar trece vueltas a una fuente colocada en el centro del Rincón, encender una vela y rezar una simpática oración, que es la que sigue:
"¡Oh! glorioso San Antonio, santo de mujeres, no te estés haciendo pato y consígueme un marido aunque te tardes un rato. Mira que ya no resisto este loco afán de amar, atiende San Antonio mis ruegos que no me quiero quedar.
"No te pido un guapo mozo, ni lo quiero con dinero. Sea un feo o andrajoso o hasta un simple ranchero. Tampoco quiero exigirte un flamante diputado, sino un humano cualquiera, sea solo, viudo o divorciado.
"No me importa que esté picado, que sea cojo o esté ciego, pues si tú así me lo das yo lo acepto desde luego. Escúchame Toño mío, óyeme santo glorioso, consígueme un baboso que se atreva a ser mi esposo.
"Mira que si no lo haces y conmigo eres ingrato, por Dios que te ha de pesar pues de cabeza te has de quedar. Pero no, ¿verdad que hoy sí escuchas mis rezos?. Bueno señor San Antonio, santo de mi devoción en ti tan sólo confío y échame tu bendición".
La propietaria de "San Miguelito", Cinthya Canelo, no sabe dónde ni cuándo surgió este ritual. Pero explicó que es conocido por vecinos del estado de Michoacán desde hace muchos años.
Afirmó que San Antonio de Padua ha recibido unas 15.000 solicitudes de matrimonio desde este lugar, pues las visitas son registradas en libros.
Cinthya Canelo dijo que a quien se le ocurrió la idea de construir este salón anexo al restaurante fue a su papá, Servando, cuando se enteró de que Michoacán era el estado con mayor número de mujeres solteras de entre 30 y 40 años.
"Cuando mi papá me dijo su idea yo me asusté, pues este lugar es muy tradicional, y le pedí que no lo hiciera porque hasta nos podían linchar, pero el tenía fe de que todo iba a salir bien", relató la mujer.
Según las tradiciones populares, San Antonio de Padua puede encontrar marido porque es a quien uno debe de rezar para "encontrar" objetos perdidos.
