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Temen exterminio de tiburones de Galapágos

ISLAS GALAPAGOS, Ecuador (Reuters) - Puede que no sean tan simpáticos como los lobos marinos que se menean en sus playas o las tortugas gigantes mostradas en campañas para conservar las exóticas islas Galápagos del Ecuador.

Pero los tiburones, que atraen tanto a turistas como a buzos, despiertan creciente pasión en un debate en Galápagos entre ambientalistas y operadores turísticos que quieren más protección para esta especie, por un lado, y quienes ven un lucrativo negocio en la exportación de sus aletas, por el otro.

La pesca de tiburones es ilegal en Galápagos, una reserva marina con biodiversidad única, pero eso no frena a naves que capturan de noche en el Océano Pacífico al enorme pez, cuyas aletas se venden caro en Asia, para preparar una costosa sopa.

Los conservacionistas temen que la cantidad de tiburones en la reserva marina podría ser reducida a través del "aleteo", como se denomina la práctica de cortar las aletas de tiburón y dejar el cuerpo en el agua para esconder la evidencia de esta pesca ilegal.

El Parque Nacional Galápagos (PNG) ha confiscado más de 5.000 aletas en lo que va del año.

"Si tomamos estos datos como mínimos, podríamos pensar que estamos en una situación seria", dijo Patricia Zárate, bióloga marina de la Estación Científica Charles Darwin en la isla Santa Cruz, quien ha estudiado los tiburones en las islas.

"Para mi modo de ver las cosas, la cantidad de tiburones que se están sacando en este momento pone en alerta a lo que es el archipiélago", agregó.

Las organizaciones ambientales temen que una disminución de la población de tiburones podría desestabilizar el delicado equilibrio en el archipiélago, ubicado a 1.000 kilómetros del continente sudamericano.

Los ambientalistas estiman que 100 millones de tiburones son capturados cada año en el mundo, en la mayoría de casos sólo por sus aletas.

La fauna peculiar de las islas Galápagos es conocida en el mundo entero e inspiró la teoría de selección nacional del naturalista británico Charles Darwin en el siglo XIX.

NEGOCIO DE RIESGO

Galápagos tiene pocos naves patrulleras para prevenir que buques extranjeros entren a la reserva marina y pesquen a los tiburones, que abundan en sus aguas protegidas y que generan millones de dólares en turismo cada año.

El PNG enfrenta además dificultades para controlar a la población local de pescadores, que puede ganar más dinero con aletas que con la pesca de atún, que requiere un gran esfuerzo pero no es tan bien remunerada, para alimentar a sus familias.

En una casa sencilla en Santa Cruz, un corpulento pescador admitió que puede ganar un buen dinero vendiendo aletas en el continente, si las esconde en un saco de café o un tanque de gas para que no sean detectadas por perros de rastreo.

Aún así, el isleño de 38 años dijo que dejó del negocio por temor de ser apresado. "Para el pescador no es tan riesgoso porque cogió, vendió y cogió su dinero. Para el comerciante es muy riesgoso", expresó, bajo condición de anonimato.

Algunos pescadores capturan tiburones muertos como pesca "incidental" y dicen que sería un desperdicio no comercializar el recurso. Indican que una libra de aletas se vende por 30 dólares en Galápagos y el doble en el continente.

Otros justifican la pesca de tiburones, aseverando que las décadas de pesca industrial antes de que existan mayores controles en las islas no han hecho desaparecer a esa especie.

ATRACCION SUBMARINA

Pero aficionados del buceo dicen que las aguas turquesas de las islas, hogar para cientos de tiburones, ya no son las mismas.

Los operadores de turismo, cuyo negocio depende de una buena calidad de buceo al lado de los pacíficos tiburones de martillo, abogan por mayores controles para asegurar que su principal atracción submarina permanezca intacta.

"Hace 15 años había cardúmenes muy grandes de tiburón martillo en esa área, se puede hablar de unos 100 ó 200 ó 300", dijo Mathías Espinosa, dueño de un negocio de buceo turístico en Santa Cruz, de uno de los sitios populares de buceo.

"Ahora si es que hay 20 ó 30, es mucha suerte".

Galápagos genera alrededor de un tercio de los 430 millones de dólares que Ecuador percibe por el turismo al año, según un informe de la organización Fundación Natura.

Los ambientalistas admiten que es difícil crear una cultura de conservación de un día a otro y que tras décadas de pesca casi sin normas, apenas desde 1998 está en vigencia una ley para fortalecer los controles y proteger al archipiélago.

Señalan además que, debido a una mayor competencia en el sector, muchos pescadores --que hace una década ganaban una buena vida con la pesca de pepino de mar y langosta-- ahora buscan nuevas alternativas y piden a las autoridades que legalicen sistemas para aumentar sus capturas.

En parte el problema se debe a que mientras la pesca de tiburón es ilegal en Galápagos, sus aletas se venden en el continente. Y mientras haya demanda en Asia para la sopa de aleta --que puede costar hasta 100 dólares el plato-- los expertos dicen que su tráfico no cesará.

"El problema es que mientras en Galápagos la pesca de tiburón se encuentra prohibida, en la costa ecuatoriana, no", dijo Mario Piu, jefe de recursos marinos para el PNG.

Agregó que "el tema de la compra y venta de tiburón se desarrolla en Ecuador continental con documentos que no indican de dónde procedan los tiburones".

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