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La democracia en Durango, una utopía

GILBERTO SERNA

Si dijéramos que es irrealizable la celebración de una elección democrática en la tierra de los alacranes, no estaríamos diciendo mentiras. Hay indicios evidentes de que si Tomás Moro examinara el proceso electoral que actualmente vive Durango, se vería chasqueado en su plan ideal de Gobierno que describe en la república de su imaginaria isla de Utopía. Era Moro un humanista que se negó a participar siendo canciller de Lancaster en la anulación del matrimonio del Rey Enrique VIII de Catalina de Aragón, por lo cual el 6 de julio de 1535 es decapitado. No se adhiere con su firma a la carta en que nobles y prelados solicitan al Santo Papa la anulación del matrimonio real. Renuncia a su cargo de canciller e igualmente se niega a firmar el Acta de Supremacía que representaba el repudio a la supremacía papal. Me pregunto cuántos de los cercanos al gobernador adoptarían una actitud semejante. La genuflexión es en estos días un arte que practican los que cobran en la nómina estatal, nos cuenta un paisano que pide guardemos su nombre en el secreto porque teme represalias.

La disputa por el Gobierno de la entidad llega a su fin. Además de gobernador, se elegirán 17 diputados y 39 presidentes municipales. No obstante que compiten cinco fuerzas políticas la contienda se reducirá a solamente dos, el priista Jorge Herrera Caldera y el abanderado de la coalición Durango nos Une, el ex priista José Rosas Aispuro Torres. El resto se ha dedicado a actuar como simples partiquinos de uno u otro candidato. Se habla de que la contienda será cerrada a pesar de las encuestas amañadas y de poco valor, que se han estado publicando en los periódicos para favorecer una de las candidaturas. La pugna se decidirá cuando los ciudadanos acudan a emitir su voto en las urnas electorales. Ambos bandos hasta ahora se han dado hasta con la cubeta. Los golpes bajos se le atribuyen al Gobierno de la entidad, no sólo porque están ensuciando el proceso con la movilización de las estructuras del Estado a favor del delfín del mandatario estatal, la posible compra de credenciales de elector y la sujeción del instituto electoral, que presume su imparcialidad, pero que pocos dudan, a estas alturas, esté subordinado al equipo gobernante encabezado por Ismael Hernández Deras.

Hablando de inseguridad cabe señalar que no podrá, en el tradicional discurso de despedida, rendir buenas cuentas. Aunque en este rubro debe reconocerse, en honor a la verdad, que la culpa no es toda suya si no de las circunstancias. En lo que sí se ha despertado, después de un largo sueño en que ha dormido a pierna suelta durante largos seis años, es en la campaña de su sucesor. Administrar la entidad al parecer no se le da, pero hacerlo dentro de una campaña electoral es casi una diversión. Lo que es explicable, ya que para eso no necesita otra cosa que sentarse en el pórtico de su suntuosa residencia y esperar que sus válidos le lleven las noticias de lo que ocurre alrededor de los comicios. Si durante el sexenio hubiera un día del gobernador, ese sería el día de las elecciones. Se levantaría temprano, al rayar el alba, se lo estarían comiendo las ansias, dispuesto a gozar con la derrota del que se atrevió a desafiarlo. Esperaría que lo llamaran con la buena noticia de que su partido ganó. Luego llamaría a Beatriz.

"Utopía.- Plan Ideal de Gobierno que todo está perfectamente determinado. Procede esta palabra de la obra de Tomás Moro. Utopía, en la que escribe la república de la imaginaria isla de Utopía. Otras obras famosas de esta índole son: La República de Platón; La Ciudad del Sol de Campanella; Voyage en Icarie de Cabet. Todas preconizan una especie de comunismo idealista y puramente Teórico".

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