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Los ministros católicos también visten a la moda

Lázaro González, ministro religioso del monasterio benedictino de la Abadía del Tepeyac, no cuenta con gran tecnología en su sastrería pero procura usar todo el material que adquiere pues su intención y mayor satisfacción es que su trabajo guste. (El Universal)

Lázaro González, ministro religioso del monasterio benedictino de la Abadía del Tepeyac, no cuenta con gran tecnología en su sastrería pero procura usar todo el material que adquiere pues su intención y mayor satisfacción es que su trabajo guste. (El Universal)

El Universal

Desde una corriente francesa o italiana hasta otra indígena, las ornamentas reflejan la personalidad de quien las solicita.

Diseños de ornamentas con tendencia europea fundamentalmente de Italia y Bélgica, así como de Estados Unidos, llaman actualmente la atención de cardenales, obispos y sacerdotes.

Otros se inclinan por lo nacional con acabados propios de los indígenas chiapanecos o oaxaqueños, subraya Lázaro González Coronel, ministro religioso del monasterio benedictino de la Abadía del Tepeyac.

Monje de vocación, sastre de profesión, Lázaro González diseña y confecciona, con la asesoría del arquitecto Gabriel Chávez de la Mora y otros colaboradores, ornamentas litúrgicas, estandartes de manera artesanal en un pequeño taller cuyo trabajo ha sido solicitado por personajes como el arzobispos de San Luis Potosí, Luis Morales y el cardenal Juan Sandoval.

Como trajes a la medida, las ornamentas reflejan la personalidad de quien las solicita. Hay gustos exquisitos y otros sencillos. Desde una corriente francesa o italiana hasta otra indígena con acabados puramente hechos por artesanos del lugar de donde se solicitan.

“Actualmente hay una corriente litúrgica que viene muy fuerte de Europa”, comenta González, quien en su mesa de corte preparaba algo para el arzobispo de San Luis Potosí.

Por ejemplo, explica, el estilo de Roma es con la casulla (vestidura eclesiástica que se pone sobre las demás que se usan para celebrar la misa) con tablones y es más elaborada. En cambio la belga es más sencilla y amplia. En todos los casos, se considera también la complexión del cliente; es decir, si es de estatura baja o alta, delgado o robusto.

Los costos varían dependiendo el estilo y el material con el que se hace. Una mitra puede ir de 80 pesos a mil 500, una capa pluvial, dos mil pesos.

Para las ornamentas se utilizan telas nacionales e importadas según la solicitud, como poliéster, lino, sedas, casimires de lana.

En algunas otras tiendas especializadas, se pueden encontrar casullas, que es la vestimenta que va sobre el alba, que cuestan 800 pesos y otras 10 o 12 mil pesos.

Por ejemplo, en la calle de Madero, en la Ciudad de México, donde religiosas venden su trabajo artesanal, se pueden encontrar casullas de 2 mil 900 pesos, de mil 900, dependiendo lo elaborado de las mismas y el estilo de éstas.

El alba se puede comprar en 900 pesos una sencilla y una deshilada en mil 800 o 2 mil pesos. Y la estola de 400 a 750 pesos.

Atrás de la Catederal Metropolitana, una casulla con tela brocada, es posible adquirirla a mil 900 pesos y una con la Virgen de Guadalupe Bordada en mil 450 pesos. Un alba hasta en 850 pesos.

Depende si la prenda es deshilada, de lino, seda, si lleva mucho trabajo o es simple. De hecho, en Europa se consiguen algunas de hasta más de 250 mil pesos que son bordadas en oro, con un trabajo delicado de brocado, hilo y tela de seda y algunas con perlas incrustadas.

El cardenal Juan Sandoval utilizó una ostentosa ornamenta durante la celebración de los 50 años de su ordenación sacerdotal en octubre pasado de las que sólo se ven en Europa o Estados Unidos.

Hay otros que visten muy bien, con un estilo más refinado, como los obispos de Ecatepec, Onésimo Cepeda y de Yucatán, Emilio Berlié, así como el cardenal Norberto Rivera.

No obstante, quienes son más especiales para vestir durante sus eucaristías y también en los elementos que utilizan, son los ministros del Opus Dei.

Utilizan ornamentas de buena calidad, pero aseguran que no es para hacer un culto al hombre que las porta, sino a Dios.

De hecho también son muy cuidadosos respecto a los objetos litúrgicos que utilizan. Por ejemplo los vasos sagrados usan metales preciosos, no por pose, sino aseguran que por el alto concepto al sacramento de la eucaristía.

Incluso el Papa Benedicto XVI en una reciente encíclica ha señalado el que se recupere la dignidad de las ornamentas y vasos sagrados dentro de la celebración referida.

Los motivos indígenas

Hay otro estilo como el indígena, que es utilizado por algunos ministros, principalmente que se encuentran en el sureste del país. Esta, de alguna forma, la impuso el obispo Samuel Ruiz a partir de 1968 cuando se realizó en Medellín, Colombia la reunión del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), donde se habló de la opción preferencial por los pobres.

La austeridad en la ropa indígena, no se vio, por ejemplo en la utilizada por el fallecido obispo de Cuernavaca, Sergio Méndez Arceo, quien utilizaba ornamentas con conceptos indígenas, pero que en realidad no eran baratas.

Se habla de que tenía 52 ornamentos diferentes diseñados por el arquitecto fray Gabriel Chávez de la Mora, quien es toda una personalidad dentro de la Iglesia Católica y quien le diseñaba vestimenta rústica.

Otros de los obispos que utiliza motivos indígenas en su ornamenta es el de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi y Arturo Lona, de Tehuantepec, Oaxaca, y lo llegó hacer el fallecido arzobispo de Oaxaca, Bartolomé Carrasco.

Lázaro González Coronel, reconoce que hay ministros muy especiales y con muy buen gusto. Lo importante también es el zapato, de preferencia debe ser negro.

Las ornamentas, insiste, se diseñan y confeccionan según la persona y la solicitud. Y aunque no cuenta con gran tecnología en su centro de trabajo, tiene lo necesario y procura utilizar todo el material que adquiere, utilizando para ello la creatividad a fin de tener un producto perfectamente bien acabado.

Finalmente, acepta, se trata de un negocio cuyos recursos obtenidos son destinados al monasterio para la subsistencia del mismo. No se trata de ningún lucro personal. Pero sí, la satisfacción de que su trabajo les guste a los ministros religiosos.

Lo mismo hacen también algunas integrantes de congregaciones religiosas en México como, que se sostienen de ello, como las capuchinas, las oblatas de Jesús sacerdote, las carmelitas y las pias discípulas del Divino Maestro, que manejan alta costura en ornamentos para los obispos.

Las capuchinas, por ejemplo, trabajaron en diseños hechos por el arquitecto Luis Barragán.

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