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Coahuila y sus Hombres / Fray Juan de Larios, fundador de Coahuila

Dr. Raúl Cuéllar Moreno

Capítulo 13

Recordarás que la Nueva Vizcaya (que hoy es Durango), tenía los derechos, la jurisdicción, sobre el Saltillo, y Nuevo León ya tenía Monterrey, pero el Nuevo Almadén (Monclova), que estaba situado en la amplia región que los indios llamaban Qoahuila, estuvo en constante disputa entre aquellas metrópolis y entre 1647 y 1673 ninguna de ellas intentaron exploraciones ni fundaciones.

Es difícil imaginarse el territorio enorme del noreste sin el Estado de Coahuila; figuraban sólo la Nueva Vizcaya, que llegaba hasta Nuevo Almadén y Nuevo León que era la otra provincia que limitaba al noreste a la Nueva España, más allá sólo se sabía lo que contaba la gente que acompañó a Gaspar Castaño de Sosa y otros que posteriormente excursionaron por tan amplios y peligrosos horizontes, persistiendo esta situación por cien años.

La conquista y fundación de Coahuila intentada sin éxito por don Luis de Carvajal y de la Cueva, Pedro Velada, Martín de Arredondo y Martín de Zavala, estaba reservada a un solo hombre, que, sin armas pero lleno de fervor apostólico, a un religioso respetable con el alma pletórica de amor por los indios, a un franciscano ilustre, cuyas acciones tienen la aureola de la santidad, del milagro y la leyenda, a Fray Juan Larios, la figura más noble de los registros históricos de Coahuila y a la que con justicia debe llamarse Fundador de Coahuila. Ésta, es probablemente la mejor presentación que se ha hecho de Fray Juan de Larios y cabe al gran historiador Vito Alessio Robles el honor de haberla realizado.

El venerable Juan Larios nació en Sayula en 1633, sus padres fueron Juan Bautista Larios y Francisca de Villela, criollos del citado pueblo. A los 18 años tomó el hábito franciscano al que honraría.

En 1673 acudió desde Atoyac, Jalisco, a las minas de Parral para asuntos de caridad y en el viaje de regreso, le salieron al paso numerosos indios chichimecas pidiéndole el bautismo y que los acompañara a la lejana Qoahuila. Viajó con ellos desde Mapimí, por Parras y Santiago del Saltillo, ahí pidió permiso al general Echeverz y Subiza (que después habría de ser el primer marqués de San Miguel de Aguayo) para entrar a reconocer la provincia de Coahuila, pero le negó la autorización. Fue a Guadalajara y el 28 de noviembre de 1678, ya nombrado cura vicario y juez eclesiástico de la provincia de Coahuila, logró la compañía de Fray Juan Francisco Peñasco y del hermano Manuel de la Cruz, y va autorizado a su provincia no a conquistar sino a civilizar.

En el desarrollo de su apostolado son numerosas las peripecias y las leyendas; cuéntase que una ocasión y sólo acompañado por cinco indios Cotzales, fue rodeado por indios tobosos que queriendo divertirse, querían jugar a la pelota (?a la chueca?) con la cabeza de Fray Juan Larios; tuvieron que jugar con otra pelota, apostando la cabeza de aquél; los cotzales aunque perdieron, se enfrentaron a los tobosos venciéndoles y salvando a su benefactor.

Como éstas, hay muchas más leyendas, el historiador Carlos Pereyra dice: -?El impulso dado por el padre Larios fue eficaz y tuvo por resultado la población y organización política de Coahuila?.

El capitán Francisco de Elizondo, fue el capitán de guerra que acompañó al padre Larios el 12 de enero de 1674 en su entrada a la que se nombró Provincia de Coahuila de la Nueva Extremadura.

Desde el antiguo pueblo de Quahuila hasta el río debajo de las ?mesillas? y el río Salinas, el capitán dio posesión a los indios que llevó; del territorio que está arriba y debajo de la boca de cerros que está junto a este último río, el 19 de febrero de 1674, fundó una pequeña población, ?donde está un cerrito en forma de sombrero?; a esta población se le bautizó con el nombre de Santa Rosa, Santa María (hoy Múzquiz); acompañaron al capitán Elizondo: el capitán Diego Ramón, sargento mayor Rodrigo de Morales, Diego Luis Sánchez, Fernando del Bosque y Juan de Aguirre. El padre Juan Larios recoge la copia de esta fundación de manos del capitán Elizondo y la presenta al comisariado general franciscano, junto con la relación de todo lo hecho, en Guadalajara y la capital del virreinato.

Ya en un reporte previo, Fray Larios había señalado al virrey los daños que a la región de Coahuila habían causado los litigios entre Nueva Vizcaya y Nuevo León y en mayo de 1674 llegó a Saltillo para gobernar a la provincia de Coahuila, don Antonio de Balcárcel Rivadeneira y Sotomayor y desde ese momento Fray Juan Larios fue su amigo inseparable y su mejor consejero.

En agosto de 1674, llegaron como ayuda misionera: Fray Dionisio de San buenaventura y Fray Esteban Martínez. Fue fecunda la labor de los franciscanos; caminaron de Monclova a Parral, hacia el norte cruzaron el río Grande y trataron de ejercer su ministerio hasta lo que hoy es Texas.

La audiencia de Guadalajara, al extender el nombramiento de Balcárcel con fecha 11 de mayo de 1674, envió una carta de agradecimiento a la Nueva Vizcaya y a Nuevo León, por los servicios prestados en la reducción de los naturales de la provincia de Quahuila y su ayuda a Balcárcel quien utilizó el final del año en tomar posesión, en nombre del Rey, de toda la provincia, incluyendo a Nuevo Almadén (Monclova) a la que llama Ciudad de Nuestra Sra. de Guadalupe, Provincia de la Nueva Extremadura.

Envió Balcárcel requisitorias a Nuevo León y a Nueva Vizcaya para que en un plazo de 60 días presentaran los derechos que tuvieran sobre algunas ruinas de casas y nombró alguacil mayor a Pascual Vallejo, Alférez Real a Fernando del Bosque, regidores: Ambrosio Berlanga y Diego Luis Sánchez Navarro; alcalde ordinario al capitán Ambrosio Cepeda y adivínase la mano del padre Larios, al leerse en las actas la prohibición de encomiendas y la esclavitud. Con esto último muchos indios se acogieron al abrigo de la ciudad y se les dio un pequeño pueblo cercano, para que lo habitaran sin que se entrometieran los españoles y a ese pueblo se le llamo San Miguel de Luna que se fundó el 27 de abril de 1675.

La gran labor del padre Larios y de Balcárcel todavía tendría que afrontar miles de dificultades por la burocracia, por los celos y por las envidias de los enemigos de Balcárcel y por el egoísmo de los propietarios de grandes tierras.

El 30 de abril de 1675 salen en exploración hacia el norte: el teniente de alcalde Fernando del Bosque, Ambrosio de Berlanga y Diego Luis Sánchez Navarro, en compañía de los padres: Larios, San buenaventura y de Lázaro Agustín; llevaban con ellos 200 indios. Se dirigían a la sierra de Dacate a 40 leguas (200 Km.) al norte del Río Bravo; regresaron a Nuevo Almadén hasta el 12 de junio, con los primeros reportes fidedignos de tierras, ríos y tribus de Texas: el 20 de junio, se les hizo un festejo entusiasta por su regreso.

Notificaron a Guadalajara todo lo realizado, lo observado y encontrado. Es de señalarse que desde estas fechas señalaban el padre Larios y Balcárcel la conveniencia de la agregación de las jurisdicciones de Saltillo y Parras a la provincia de Coahuila; unión que había de efectuarse hasta después de un siglo.

Balcárcel muere en Cerralvo, Nuevo León en 1678 y probablemente el padre Juan Larios muere en 1676, en algunos de sus viajes al interior de la región.

Uno conquistador y el otro misionero; ambos abnegados protectores de los indios; merecen se les reconozca la paternidad de nuestro Estado de Coahuila.

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