Crisis. Grenpeace ha insistido en la contaminación de los cuerpos acuosos del país. (ARCHIVO)
Si el gobierno mexicano no sanciona adecuadamente a Grupo México, por el derrame de ácido sulfúrico en Sonora, y a la empresa Proyecto Magistral, por el derrame de cianuro en Durango, el mensaje que está dando es que México sigue siendo un paraíso para contaminar, aseguró la organización ambientalista internacional Greenpeace.
El 6 de agosto -afirmó Greenpeace- ocurrió el peor desastre ambiental en Sonora: el derrame de 40 mil metros cúbicos de sulfato de cobre mezclados con ácido sulfúrico y altas concentraciones de metales pesados muy dañinos para la salud y los ecosistemas, provenientes de la mina Buenavista del Cobre, en Cananea, perteneciente al Grupo México; cuyo dueño es Germán Larrea, el tercer hombre más rico del país.
El derrame tóxico pone en riesgo a por lo menos 22 mil personas que habitan en siete municipios aledaños a los ríos Sonora y Bacanuchi: San Felipe, Arizpe, Aconchi, Banamichi, Ures, Baviácora y Hermosillo. Actualmente los habitantes de esa región están recibiendo agua potable en botellas o pipas porque la principal fuente para sus actividades fue contaminada.
Entre los daños que pueden causar los altos niveles de metales en el agua son problemas en el sistema nervioso, daños hepáticos, pulmonares, renales, reproductivos y neurológicos, que pueden propiciar enfermedades como el Alzheimer, mal de Parkinson, saturnismo, hepatitis, cáncer, hemocromatosis o hasta la muerte.