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Consejos para una Relación Estable, Larga y Feliz

Gerardo de la Garza Ortega
Gerardo de la Garza Ortega

CONSEJOS PARA UNA RELACIÓN ESTABLE, LARGA Y FELIZ

Por Gerardo de la Garza Ortega

Conferencista, Motivador Profesional y Director de MOTTIVARE

¡…con la fuerza de la palabra!

Quizá uno de estos consejos, te puede cambiar la vida…

¡Hola!  ¿Cómo te va, mi distinguido y amigo lector?  Espero que el día de hoy sea excelente y maravilloso.

Este es un cuento, parece un cuento, ¡es un cuento!*  Pero un cuento de hadas.  Porque así se inician todas las relaciones de pareja, con sueños maravillosos e inolvidables. 

¡Ah, cómo disfrutaban esos momentos!  Todo era pura dicha y prosperidad, cariño y comprensión, la pareja lo era todo.

Se entregaban los dos al 100.  Se daban todo.  Cariño, mucho cariño.  Los arrumacos eran apoteósicos.  Casi un encuentro con lo celestial.

Regresaban de sus trabajos, y se encontraban los dos a merced de un día lleno de circunstancias agobiantes, los dos se observaban agotados, muy cansados.

Sin embargo, los dos sacaban fuerzas de quien sabe dónde, y como si no hubieran trabajado ese día, se apoyaban mutuamente, y entre los dos se preparaban la cena, evitando que fuera una carga para su contraparte.

Eran unos días, que los dos pensaban, Dios mío, bendito seas, mira nada más a quien me pusiste a mi lado, es un ser extraordinario, ejemplar, yo creo que ya conviene pensar en tener hijos.

Para que sea el padre de mis hijos, para que sea la madre de mis hijos, y se daban a la tarea de buscar la oportunidad de ser copartícipes del poder creador de Dios.

No solo era buscar un remedio para la concupiscencia, que dicho sea de paso, es uno de los fines del matrimonio.

Los fines primarios son la procreación y la educación de los hijos.  Los secundarios son, la ayuda mutua y el remedio para la concupiscencia.

Total, que este último fin secundario lo cumplían al 100 %.  No fallaban en nada.  Y siempre lo atendían lo mejor posible.  Era un ir y venir constante, en su lucha por cumplir con lo que dijo Dios para un matrimonio.

Incluso, venía a sus mentes aquellas palabras que dijo el Fundador del Opus Dei, San Josemaría Escrivá de Balaguer, “que vuestro lecho sea un altar”.

Todo era bonito, todo era hermoso, todo era maravilloso.  Pero que pasó…  Un día las cosas empezaron a cambiar.

Ya no era la misma pareja de quien se enamoró en su momento.  Dejó de tener el calificativo de divino, divina.  Se le empezó a encontrar defectos por todos lados.

Ahora está gordo, gorda.  Mira cómo camina, qué barbaridad, es un desorden todo lo que tiene.  El baño lo deja sucio, sucio, sucio…  ¿Pues con qué se lava…?  ¿O no se baña?

¿Ya no se rasura?  ¿Ya no se depila?  ¿Y esa cantidad enorme de pelos?  La ropa, ¿por qué la tiene tan descuidada?  ¿Por qué hace ruidos tan extraños?  Como si se le cayeran las cosas continuamente, en el lugar donde se viste…

O más bien, donde se desviste.  Que eso era una ceremonia increíble, digna de ser contemplada, en los tiempos aquellos en los que platicábamos al principio.  ¿Recuerdas?  Ahora, ¡no!  Y decimos: “Mejor deja las cosas así.  No te cambies…”

Pero desgraciadamente, las cosas están cambiando.  Ya no es lo mismo.  ¿Qué está pasando?  Cada uno se pregunta, ¿qué pasó?  ¿Por qué me está sucediendo esto a mí?  ¿Qué hice mal?  ¿En qué me equivoqué?

¿Qué puedo hacer para rehacer lo que era antes y lo que fue?  ¿O ya no hay remedio?  Pues quiero que sepas y a la vez te enteres, que sí se puede.  Que sí se pueden cambiar las cosas.  Que sí, que sí hay remedio, para que te lo sepas, amigo, amiga.

Solo que, me enfrento a un problema muy serio.  Y te lo tengo que decir.  El espacio para mi artículo se agotó.  Ya no tengo líneas disponibles para decirte lo que pienso de todo este panorama sombrío, agreste, desértico, y sin vida.

Pero no te preocupes, la próxima semana te voy a describir con lujo de detalle, qué conviene hacer y cómo hacerle, para que rehagas lo que iniciaste hace tiempo, y que fue tan maravilloso, que no querías que se acabara.

Va a estar buenísimo, te lo aseguro…  Mientras tanto…

Cierro como siempre, ...y a seguir pataleando, ¡porque no hay de otra!

*Estas son palabras que utilizó mi papá para describir los más de 50 años de feliz matrimonio con mi mamá.

Imágenes obtenidas de:

www.serpadres.com

https://familias.com/260/edificar-un-matrimonio-feliz-a-traves-de-la-humildad-y-el-perdon

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