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Solaris

Diana Miriam Alcántara Meléndez
Diana Miriam Alcántara Meléndez

El hombre entiende su realidad a partir de un razonamiento con el que formula explicaciones que le dan lógica a su entorno. Lo hace porque se pregunta, cuestiona su mundo, su naturaleza, sus alrededores, la vida y la materia. Pero que la mente humana entienda la realidad en un plano lineal no significa que ésta sea la única forma de darle sentido o explicación, significa, en todo caso, que es como su mente interpreta aquellos símbolos que le rodean.

Se tratan de conceptos explicados por la mente de acuerdo con las capacidades de recepción del hombre, pero, el espacio, el tiempo y la vida también pueden razonarse desde otra perspectiva, desde un plano más abstracto, por ejemplo. Un pasado, presente y futuro conviviendo dentro de una misma realidad, en un mismo instante y en un mismo plano, que es otra forma de concebir estos mismos conocimientos.

El cómo la mente realiza ese tipo análisis es parte de los planteamientos que se presentan en la película Solaris (EUA, 2002), proyecto protagonizado por George Clooney, Natascha McElhone, Jeremy Davies, Viola Davis y Ulrich Tukur; escrito y dirigido por Steven Soderbergh, basándose en la novela homónima de Stanisław Lem.

La historia trata de un psiquiatra que es llamado para trasladarse a una estación espacial ubicada cerca del planeta (ficticio) denominado Solaris. Su misión es convencer a los pasajeros de regresar a la Tierra, quienes se niegan a hacerlo porque han comenzado a experimentar una serie de fenómenos extraños a los que no le encuentran una explicación lógica; algunos prefieren quedarse ahí, otros temen irse y otros más eligen no tomar una decisión sino hasta que logren comprender la situación.

Al llegar, Chris Kelvin, el protagonista, intenta hablar del panorama con los dos pasajeros que aún quedan con vida, recibiendo la noticia de que el tercero se ha suicidado. Entonces, le dicen que la única forma de entender lo que está sucediendo es experimentándolo. Tras quedarse dormido, su esposa, fallecida tiempo atrás, despierta a su lado. Los otros llaman a estas apariciones ‘visitantes’, pero ¿cómo es que llegan estos seres, forjados a partir de la imposibilidad, a existir? Nadie lo entiende y esa es su preocupación, no poder dar significado o motivo a la presencia de estas ‘personas’. Pero para comprender por qué existen, primero necesitan entender cómo es que lo hacen.

El análisis evidente desafía toda lógica y es aquello lo que a su vez desafía a la mente humana. Kelvin se pregunta cómo es que su esposa Rheya, quien falleció, puede aparecer de nuevo con vida en ese lugar. No es una visión ni un espejismo, es un ente de carne y hueso con quien otros hablan y a quien otros ven. Los visitantes duermen, comen, platican y sienten como cualquier otro humano, pero han aparecido dentro de la nave de la noche a la mañana, algo que, en primera instancia, resulta imposible.

Nacer, crecer y morir es la forma como el hombre entiende la vida, porque es como observa el proceso cíclico de la materia. Un planeta, una planta, un animal o una persona atraviesan por ese ciclo, pero ¿puede la vida existir en otro plano, uno en donde pasado, presente y futuro se relacionen y coexistan, donde se exista más allá que en el plano material, dentro un cuerpo físico? Hay quienes afirman que es posible, si bien en un nivel de entendimiento más abstracto.

La mente humana ha intentado explicarse esta posibilidad dándole diferentes nombres, por ejemplo, alma, o lo que otros denominan la esencia del ser; las religiones hablan de la reencarnación y otros hablan de la presencia de alguien no vivo a través de los recuerdos. La idea es la misma, intentar entender la vida en una realidad donde cuerpo y tiempo no se vean limitados por las barreras del presente o el mundo tridimensional que conocemos. Se trata de una forma de comprensión de la realidad desde otro punto de vista, sustentado incluso en ocasiones en un análisis científico y, por tanto, de razonamiento lógico.

Si la materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma [un principio enunciado en la Ley de la Conservación de la Materia, de Antoine Lavoisier], entonces, qué sucede con la energía de un cuerpo cuando una persona fallece. La reflexión tiene que ir más allá del plano evidente. Por ejemplo, sí un animal muere, su cuerpo se descompone y la tierra lo absorbe, convirtiéndose en abono para las plantas. Esta es una forma de entender ese principio de ‘vida’, el animal que muere cumple su ciclo, entonces su cuerpo pasa a convertirse en otra cosa, que a su vez se convierte en la ventana que abre la oportunidad a una nueva forma de vida, la planta.

¿Cómo entender entonces lo que sucede en la nave espacial ubicada cerca de Solaris? El equipo de astronautas ha tratado de explicarlo con toda herramienta de probabilidad y posibilidad, sin llegar a un entendimiento que consideren válido o lógico. Kelvin eventualmente comienza a darse cuenta de que el suceso es parte de una improbabilidad, entendida desde un plano más allá de las capacidades del ser humano.

El tiempo es lo que sucede entre un punto A y un punto B, donde el elemento de referencia es el observador. Si dos personas ‘observan’ la caída de un árbol, esto sucede en momentos similares, pero no al mismo ‘tiempo’, porque los observadores viven la experiencia desde su propio plano de entendimiento, en donde cada uno, cada observador, asume la caída del árbol según la secuencia de sucesos que presencia, es decir, de acuerdo a como cada individuo es receptivo al espacio tridimensional a su alrededor.

De acuerdo con los principios establecidos por la teoría de la relatividad, formulada por Albert Einstein en 1905, el espacio-tiempo es un modelo matemático que relaciona y entrelaza ambos conceptos y donde suceden todos los eventos físicos como los conoce el hombre. El tiempo no puede ser separado de las tres dimensiones (ancho, largo y profundo). Si dos personas presencian la caída de un árbol, no significa que para ambos el árbol caiga al mismo tiempo, sino que cada persona, entendiendo su mundo de forma tridimensional, aprecia el movimiento de la caída de forma similar, de modo que, en perspectiva, el árbol cae, o parece caer, al mismo ‘tiempo’.

En la película, lo que Solaris como planeta o forma de vida logra, es entender la ‘vida’ y el ‘tiempo’ en planos que van más allá de las tres dimensiones asimiladas por la mente humana, alcanzando así traspasar las barreras espacio y tiempo.

Cuando Rheya se da cuenta de que, de alguna forma, no es humana, porque no nació ni creció, no vivió los recuerdos que tiene de un mundo pasado, cuando estaba casada con Kelvin por ejemplo, llega a la conclusión de que su presencia es algo más que lo vivido en el presente. Rheya es un ente tangible, pero moldeado a partir de un concepto intangible, los recuerdos de Kelvin.

Ella puede pensar, razonar y hablar como cualquier otro tripulante de la nave, pero su existencia está trazada a partir de cómo Chris la recuerda; así, sus propias vivencias están sustentadas en la forma como él mismo las experimentó al lado de la Rheya real. Ella, la visitante, existe y respira, vive y funciona biológicamente como cualquier otro ser humano, pero su mente, su existencia o su esencia están en un plano más allá del cuerpo tangible y en su mente no es más que la copia de un humano real.

“No queremos otros mundos, queremos espejos”, dice el astronauta que manda a llamar a Kelvin. Sus palabras van relacionadas con lo que respecta a su misión en Solaris, investigar el planeta para descubrir si hay en él alguna forma de vida o recursos naturales útiles para explotar. Detrás de sus palabras también hay un eco que de alguna manera explica la forma de actuar del planeta, ser un espejo, pero hacia el hombre y a partir de su mente.

Tanto Rheya como los otros visitantes son reflejo de un individuo existente, pero moldeados a partir de la percepción de otra persona. ¿Qué significa simbólicamente este espejo? Para Kelvin es arrepentimiento, porque se siente culpable del suicidio de Rheya. ¿Pero es la presencia de ella significado de una segunda oportunidad o es sólo la representación tangible de sus sentimientos de culpa y dolor?

Para cada tripulante, su propio visitante significa algo diferente, alguien que los necesita o alguien de quien dependen, alguien a quien añoran, odian, aman o temen. Esto cambia porque todo depende de qué es aquello que se refleja de la persona a la que acompañan, a la que visitan.

“El sueño de la marioneta es convertirse en humano”, dice uno de los personajes. Y aunque parezca que la frase habla de los visitantes y de su actuar respecto a las circunstancias, también es sombra de otro tipo de temáticas entabladas dentro de la historia. Si bien Rheya parece ser solidaria y amorosa, esto es en parte porque así es la personalidad como Kelvin la recuerda, pero otros visitantes reaccionan de forma diferente, a la defensiva, distantes o violentos, por ejemplo, según asimilen su existencia y según sean recordados. La afirmación por su parte es, al mismo tiempo, eco tanto de las acciones del hombre mismo como del planeta Solaris. ¿Quién dentro de la película es la verdadera marioneta? El planeta tal vez sólo se defiende, mientras que el hombre sólo reacciona ante una manipulación de una forma de vida más inteligente que él.

Si Solaris es un espejo de la humanidad, si estos visitantes son una parte de Solaris, que distraen a sus propias visitas, los astronautas, de explorar, entender y acercarse al propio planeta, y si con su presencia pretenden alejar al hombre de continuar con su misión, entonces ¿qué es Solaris y qué dicen estas ‘copias’ del hombre mismo, como espejo que son?

Un espejo proyecta lo que tiene enfrente; lo imita, por así decirlo. Quien se mira en un espejo ve frente a él lo que hay dentro de sí. Cada astronauta verá algo diferente en ese reflejo pero, en general, el planeta lo que pretende, tal vez incluso como mecanismo de defensa, es hacerle ver al hombre quien realmente es. Si al final la persona lo comprende o no, eso depende de qué tanto un individuo quiera aceptar abrir su mente hacia nuevas posibilidades o, en caso contrario, qué tanto rehúye al cambio y a la adaptación. Es posible que quien decide alejarse no lo hace porque quiera como tal evitar a Solaris, sino porque, en cierto sentido, decide evitarse a sí mismo. Lo interesante es que, de alguna forma u otra, ninguna decisión es correcta o incorrecta.

Ficha técnica: Solaris

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